Más por el buen clima y nuestras excelencias gastronómicas que como premio a unos resultados electorales, la dirección nacional de los populares ha elegido el litoral onubense, concretamente Islantilla, para acoger la Escuela de Verano nacional que todos los años celebra esta formación. No es del nivel de la FAES, que convoca Aznar y sus ideólogos en Madrid, pero esta cita es así como la pretemporada –en términos futbolísticos- que hace todo el equipo directivo de Mariano Rajoy de cara al próximo curso político, curso político que cierra la legislatura y que entremedio, nada más y nada menos, tiene que afrontar las elecciones generales y andaluzas. Se trata, pues, de una cita política importante y es de agradecer a los populares que se hayan acordado de Huelva en esta ocasión porque esta semana que entra vamos a entrar mucho en los informativos nacionales y las declaraciones del mismo Rajoy, este jueves, y las del secretario general, Acebes, el próximo sábado, circularán en estos días ‘vendiendo’, a la vez, quiera que no, la provincia de Huelva y sus playas como destino turístico.
No sé si entre medio de cuestiones programáticas de ámbito nacional, que es el motivo de esta concentración popular, los dirigentes de este partido van a hacer un repaso a la situación de su partido en el modesto esquema provincial. La verdad es que Huelva, de cara a unas elecciones nacionales, no debe ser provincia preferente o de prioridad uno porque desde hace años sale clavado el mismo reparto de diputados para uno y otro partido, 3 para los socialistas y dos para los populares. Las diferencias en votos globales son tan inmensas que se da ni como posibilidad remota que los populares puedan rebasar, aunque sea por un solo voto, a los socialistas en este cómputo provincial y llevarse el tercer diputado. Igual ocurre en el Senado, que tiene el 3-1 como cifra histórica y también inamovible, tres para el PSOE y uno para el PP. Donde si hay margen y escaños por recuperar es en el reparto de los parlamentarios andaluces, ya que el resultado del 2004 fue tan desastroso para el PP, sólo tres de once, que lo lógico y natural es que se trabaje en la provincia con visión, al menos, de recuperar el que logró milagrosamente el PA de Miguel Romero, porque menos ya, como dicen en los mercados, no se ‘despacha’.
Ayer leía con suma atención el comentario semanal de un ilustre periodista sevillano en el que sentenciaba de manera categórica que las elecciones autonómicas del 2008 eran la última oportunidad para Arenas como político. Si fuera así, que todo indica que puede y debe ser después de tres intentos fallidos y dos tutelando desde Madrid los destinos de la candidata Teófila Martínez, un resultado en la provincia de Huelva de siete escaños para los socialistas y tan sólo cuatro para los populares adelantaría el fracaso definitivo de la opción Arenas en el seno de los populares y la necesidad obligada de abrir el melón para que surja de manera natural un nuevo liderazgo en Andalucía. Las cosas en cuanto a resultados probables no debe ir muy descaminada, pese a la encuesta que los mismos populares filtran estos días, dando como posible la pérdida de la mayoría absoluta de Chaves y la práctica desaparición de los andalucistas del mapa político, cuando el segundo hombre de poder orgánico de los socialistas en Huelva, el controvertido y polémico Mario Jiménez, se mostraba ayer preocupado en entrevista que le hacía por la ausencia de alternativa en muchos pueblos y comarcas de la provincia, palabras que me hacían recordar las mismas que Javier Barrero me expresaba en el año 2004 siendo yo director ejerciente de de periódico con capacidad de influencia y que luego, en el mismo sentido, trasmití a Arenas cuando en ese mismo año recibía el mandato de Aznar de renovar las anquilosadas estructuras del PP en toda la región. Un año después ese deseo de renovar el banquillo, de incorporar nuevas personas al proyecto político de Arenas y de Aznar, culminaron con el fichaje sorpresa del entonces independiente Pedro Rodríguez como cabeza de cartel de los populares a la alcaldía de Huelva con los buenos resultados, al menos en la capital, por todos conocidos.
En el Javier Arenas de este 2007 –es verdad que los años no pasan en balde- echo en falta ese impulso creativo y arriesgado del 2004 y, sobre todo, que conociendo como conoce lo que da de sí las estructuras existentes o inexistentes y mucho de su equipo directivo actual, no se atreva, siendo como parece que es su última oportunidad, a mover el banquillo ni revolucionar las alineaciones, a modo de los entrenadores cuando reciben el ultimátum previo al cese. Parece preso del esquema de poder configurado por quienes le guardaron el cortijo mientras él permanecía en Madrid y con ellos, por lo visto, quieren terminar en Andalucía su vida política. Mario Jiménez, con sus declaraciones de ayer, me devolvía al año 2004, a la situación lastimosa de los populares en la provincia de Huelva, y es que esa es la pura verdad. El retroceso es tan evidente que sólo un ciego o un ensimismado ególatra pueden negarse a admitirlo. Después de lo mucho que se logró en el 2003, que debió de obtenerse ya en el 1999, no entiendo a qué espera Arenas para anunciar cambios profundos en la estructura del PP antes de precipitarse al vacío en la convocatoria próxima de marzo del 2008. Y ya no me refiero a Huelva sólo sino también a otras provincias andaluzas, y en especial la de Sevilla. Hablar de esto, aunque fuera en los pasillos, podría ser el mejor y más práctico ejercicio de esta cumbre popular en Huelva. A nosotros nos cabe la tranquilidad de escribir en conciencia lo que otros piensan pero se callan en público.
lunes, 16 de julio de 2007
domingo, 15 de julio de 2007
Fosfoyesos, primera puerta del laberinto
Escribía hace unos domingos de que alguien se había empeñado en abrir de nuevo el debate medioambiental en la capital, con la recuperación de la Avenida Federico de Montenegro de por medio, y que éste es un debate ‘laberinto’, que se sabe cómo se entra pero que nadie sabe cómo se saldrá de él. La sentencia de la Audiencia Nacional dando la razón a la Dirección General de Costas sobre la caducidad de las balsas de fosfoyesos en la marisma próxima a la ciudad (cosa previsible, por otra parte, al tratarse de una concesión administrativa con fecha de caducidad) nos ha abierto de par en par la primera puerta en la casilla de este debate ‘laberinto’. Casi todas las piezas están colocadas en el tablero ya que hasta los variopintos y diversos miembros de la inicial Mesa de la Ría se han situado en el escenario, si bien con dos protagonismos distintos y ya veremos si también con ello con dos posicionamientos distintos. Ha entrado en escena Luciano Gómez, por UGT, como no podía ser menos, y por obligación ha tenido que empezar a hablar el máximo representante de la Asociación de Industrias Químicas y Básicas, Gerardo Rojas. Y como es lógico y natural ha entrado la inquietud en el seno de miles de familias de los trabajadores de las empresas afectadas porque entra dentro de lo normal y previsible que todos piensen que esta decisión judicial puede tener un efecto directo en la continuidad de sus puestos de trabajo al afectar al proceso productivo de varias empresas del sector químico, a algunas de manera directa y que están ubicadas en la Punta del Sebo y a otras de manera indirecta, pero con daños colaterales, al tener que desviar ahora su esquema de salida de los subproductos generados, que están situadas en la parte industrial del Polígono de Palos de la Frontera. Estamos, pues, ante un tema envenenado, complicado y serio, muy serio, que afecta a miles de trabajadores y ante el cual lo primero que se tiene que solicitar de todos los agentes que por obligación o por oportunidad política y social vayan a intervenir en este debate ‘laberinto’ es el que lo hagan con un alto grado de responsabilidad y sin que tengamos que escuchar muchas tonterías.
Por imperativo legal, y siguiendo el transcurso del procedimiento, la pelota está ahora en manos de la empresa Fertiberia y de la Dirección General de Costas, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, o lo que es lo mismo, un estamento administrativo gobernando por el PSOE, principal partido en la provincia de Huelva. Su voz, por tanto, se tiene que hacer notar y de la misma manera las soluciones posibles porque entra dentro de sus tareas de gobierno, bien por sea por la Administración Central, bien sea por la Autonómica. Fertiberia, por su parte, acudirá a instancias superiores judiciales pero no podrá obviar contestar a sus trabajadores con las medidas alternativas que piensa adoptar para seguir con la producción en las fábricas de Huelva. Y Costas, que ha actuado sin ningún tipo de contemplación para prolongar la autorización (y eso que se venía hablando que existían negociaciones en el Ministerio con la presencia, incluso, de los grupos ecologistas que van de la mano de los socialistas) deberá pronunciarse por los plazos extraordinarios que otorgará a o no a partir de ahora a la empresa para que ésta pueda reaccionar. Y en medio del procedimiento legal, encauzado por las puras decisiones judiciales, tenemos de cara ya el debate social, el debate mediático y casi con toda seguridad el debate político. Ya lo estamos viendo en los medios de comunicación que la temperatura informativa aumenta casi con la misma intensidad que las clásicas olas de calor de los meses de julio en estos últimos años.
Aunque no sé por dónde se saldrá en esta primera puerta del debate ‘laberinto’, sí tengo bastante confianza en quienes considero que van a tener que jugar un papel muy importante en esta etapa de incertidumbre en la que entramos. Me refiero a los miembros de la Asociación de Industrias Químicas y Básicas de Huelva, más conocida como AIQB, porque llevan años preparándose para esto y cuentan en la Presidencia como Gerardo Rojas, una persona con un profundo conocimiento de la problemática, desde todos sus ángulos y de todas las perspectivas posibles, y con capacidad más que acreditada para liderar las posiciones de un sector económico tan importante en el ámbito público y de interlocución. AIQB como asociación se constituyó hace muchos años y con sus altibajos, como toda obra humana, ha sabido representar en cada momento los intereses del sector sin generar divorcios ni distanciamientos con la sociedad onubense, a la que se ha acercado en sus más diversas facetas desde el patrocinio de actividades diversas. Le toca un papel destacado en los momentos que vienen y estamos convencidos, porque el problema era conocido, que estará bien posicionada para encontrar, junto a otros agentes, esa primera puerta correcta en esta primera etapa del largo ‘laberinto’ que aún nos queda por atravesar en los años venideros en la ciudad de Huelva. Dosis, pues, de mucha sensatez, serenidad y mesura porque entramos en tiempos convulsos, complejos y difíciles. Espero que de la legislatura del ‘tripuente’, que parecía ser quien concentraría todas las atenciones, no pasemos a la legislatura del futuro de la industria en Huelva y de sus puestos muchos puestos de trabajo que genera y mantiene. Porque vaya la que se pueda terminar liando.
Por imperativo legal, y siguiendo el transcurso del procedimiento, la pelota está ahora en manos de la empresa Fertiberia y de la Dirección General de Costas, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, o lo que es lo mismo, un estamento administrativo gobernando por el PSOE, principal partido en la provincia de Huelva. Su voz, por tanto, se tiene que hacer notar y de la misma manera las soluciones posibles porque entra dentro de sus tareas de gobierno, bien por sea por la Administración Central, bien sea por la Autonómica. Fertiberia, por su parte, acudirá a instancias superiores judiciales pero no podrá obviar contestar a sus trabajadores con las medidas alternativas que piensa adoptar para seguir con la producción en las fábricas de Huelva. Y Costas, que ha actuado sin ningún tipo de contemplación para prolongar la autorización (y eso que se venía hablando que existían negociaciones en el Ministerio con la presencia, incluso, de los grupos ecologistas que van de la mano de los socialistas) deberá pronunciarse por los plazos extraordinarios que otorgará a o no a partir de ahora a la empresa para que ésta pueda reaccionar. Y en medio del procedimiento legal, encauzado por las puras decisiones judiciales, tenemos de cara ya el debate social, el debate mediático y casi con toda seguridad el debate político. Ya lo estamos viendo en los medios de comunicación que la temperatura informativa aumenta casi con la misma intensidad que las clásicas olas de calor de los meses de julio en estos últimos años.
Aunque no sé por dónde se saldrá en esta primera puerta del debate ‘laberinto’, sí tengo bastante confianza en quienes considero que van a tener que jugar un papel muy importante en esta etapa de incertidumbre en la que entramos. Me refiero a los miembros de la Asociación de Industrias Químicas y Básicas de Huelva, más conocida como AIQB, porque llevan años preparándose para esto y cuentan en la Presidencia como Gerardo Rojas, una persona con un profundo conocimiento de la problemática, desde todos sus ángulos y de todas las perspectivas posibles, y con capacidad más que acreditada para liderar las posiciones de un sector económico tan importante en el ámbito público y de interlocución. AIQB como asociación se constituyó hace muchos años y con sus altibajos, como toda obra humana, ha sabido representar en cada momento los intereses del sector sin generar divorcios ni distanciamientos con la sociedad onubense, a la que se ha acercado en sus más diversas facetas desde el patrocinio de actividades diversas. Le toca un papel destacado en los momentos que vienen y estamos convencidos, porque el problema era conocido, que estará bien posicionada para encontrar, junto a otros agentes, esa primera puerta correcta en esta primera etapa del largo ‘laberinto’ que aún nos queda por atravesar en los años venideros en la ciudad de Huelva. Dosis, pues, de mucha sensatez, serenidad y mesura porque entramos en tiempos convulsos, complejos y difíciles. Espero que de la legislatura del ‘tripuente’, que parecía ser quien concentraría todas las atenciones, no pasemos a la legislatura del futuro de la industria en Huelva y de sus puestos muchos puestos de trabajo que genera y mantiene. Porque vaya la que se pueda terminar liando.
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