El santo San Sebastián, patrón de la ciudad de Huelva, debió ayer llegar al final de su calle, ya en la esquina de la plaza de San Pedro (hoy solitaria y desierta), donde antaño estaba el bar del Gerardo y sus callos, un tanto extrañado por la primavera adelantada de la que gozamos este año en la provincia. En las playas del litoral se podían ver ayer mismo muchos arriesgados bañistas (la temperatura era de más de 20 grados y un sol que calentaba lo suyo) mientras la planta de hoteles se encontraba cerrada desaprovechando, posiblemente, la mejor época del año en la que Huelva pueda marcar diferencias notables con otros destinos turísticos. San Sebastián, que anda siempre ligerito de ropaje, y eso que lo sacamos en procesión siempre en enero, ayer no pasó desde luego nada de frío. En Trigueros, que anda ahí al lado, su gente le estarán pidiendo ya a San Antonio Abad, que dicen es el ‘santo socialista’ porque en la guerra civil le otorgaron hasta el carné de UGT, que vengan las lluvias pues el campo onubense, callado siempre hasta en los peores momentos, tiene tras de sí una crisis que podría tener mayor envergadura que la del sector inmobiliario, atacando la economía familiar de muchos pueblos de la provincia, tanto en el lado agrícola como el ganadero.
Ya he escrito en varias ocasiones que la clase política andaluza, metida en precampaña y cerrando todavía algunos las listas a prisa y corriendo (así saldrán luego, que se colará impuesto por Madrid el mismo de siempre), todavía no ha tomado conciencia de lo que gravita sobre los fondos de la economía onubense. No hay reunión de amigos o almuerzo de trabajo profesional en que los contertulios no terminen hablando de lo mismo. Y no digamos los notarios y el personal que trabaja en la banca, que sí empiezan a conocer los efectos de este parón de la dinámica económica. Diego Valderas, que como líder de IU anda cerca de las inquietudes de CCOO, ha pedido un debate monográfico de la situación económica, me imagino que tanto a nivel regional, como cabeza de cartel andaluz de su formación, como a nivel provincial. El problema es que los populares siguen sin trasladar este mensaje electoral, con sus argumentos y soluciones, hasta Huelva porque su cabeza de cartel Fátima Báñez todavía no ha aterrizado desde su residencia habitual y familiar de Madrid en los problemas y en las realidades de esta provincia y nadie en su partido, con dos dedos de luces, le dice por imperativo electoral: ¡Hágalo ya, mujer! ¡Hágalo ya, que ya es hora hija!
En el Congreso de la pasada semana celebrado por la FOE me tocó en la mesa un buen profesional de la denominación de Origen Jamón de Huelva y pude sopesar con él el estado de ánimo del personal de la sierra. Andan muy preocupado por allí porque el precio del cerdo ha vuelto a bajar en los mercados que marcan precio semanal, en especial el de Zafra, y eso que se ha retirado la cabaña que se alimentaba de pienso porque éste ha subido tanto de precio que era ruinoso aguantar con ello el ganado, de ahí que la mayoría de los ganaderos trasladaran sus piaras a la montanera para subsistir. Pues también el cerdo de montanera ha bajado este mes de enero el pecio en origen, bajada que con seguridad no se verá luego repercutida en el precio final que vemos en los mercados finales por lo mal que está montada toda la cadena de distribución y comercialización de los productos del campo en España y que daño venía ya produciendo en muchas explotaciones agrícolas-ganaderas, ahora con la crisis, puede terminar por hacer estallar el sector primario. Y eso es algo que cualquier Gobierno con dos dedos de luces lo detecta y lo ataja con medidas adecuadas, pero estamos ante unos gobernantes que conocen muy poco de las reglas de los mercados –posiblemente por su poca o nula experiencia empresarial- y que sólo aciertan en la aplicación de políticas de subsidios, subvenciones o en la creación de organismos paraestatales para que jueguen un papel intervencionista de la economía. Con los piensos por las nubes, con la semillas también en precios desconocidos y la sequía en toda regla que ya padecemos, lo peor que le podía pasar a Huelva es que, junto al inmobiliario, entrará también en crisis el sector primario, desde la agricultura hasta la pesca (ayer se manifestaban en Madrid muchos pescadores por lo elevado del precio del gasoil) pasando por la ganadería. Me faltan datos todavía de cómo ha empezado la campaña fresera, ya me han dicho que muy bien, por lo menos en precio, la frambuesa y los arándanos. El problema es que la climatología actual puede ser muy buena para la fresa y adelantar la campaña pero que nos encontremos con el invierno duro, lluvioso y con vientos fuertes, en el momento crucial y alto de la misma, con todos los temporeros aquí y sin poder entrar en los encharcados campos. Dios y San Sebastián, o San Antonio Abad, no lo quieran.
Estando como está el panorama mundial asustado ante lo que todavía queda por venir en las bolsas de medio mundo (y que afecta a muchas familias que tienen sus ahorros puestos en fondos de pensiones, fondos de inversión o en acciones de las empresas), el optimismo con que se mueve todavía en los medios de comunicación la clase política onubense solo puede tener justificación por lo cómoda que es su posición personal bajo la sombra de la nómina segura de las distintas administraciones u órganos de representación. A mi no me hace nada de gracia la osada pasividad con la que se asiste al momento económico actual y sigo echando en falta, y lo digo otra vez para ver si me escuchan, la voz clara y alta de las organizaciones empresariales y sindicales. El riesgo siempre no es que vengan tiempo de crisis, el riesgo es no estar preparado y no contar con medidas alternativas que reactiven de nuevo la economía. Lo decían los principales expertos que intervinieron en el Congreso de la FOE esta semana, a la vez que manifestaban los síntomas de los males y su por qué también no sabía ninguno de ellos ante qué nos vamos a afectar en los próximos meses porque la crisis es muy diversa y una parte importante de la misma puede venir del sector financiero, a medida que se vayan conociendo sus provisiones y pérdidas por los resultados del sector inmobiliario, y eso es, inmediatamente, un ataque frontal a la renta variable – a la que podemos ver en los 12.000 puntos a finales de febrero, sino antes- que había sido, junto al ladrillo, lo que en España tenía extendido ese sentimiento de bonanza patrimonial de muchas familias. Con una coincidencia general en todos los ponentes: cuanto pase fuera también termina afectándonos en cada provincia, incluida Huelva. O acaso qué es lo que ha ocurrido con el precio del cereal en todo el mundo, que es el pienso que trae de cabeza a los ganaderos onubenses y que no saben por dónde tirar en estos momentos y han optado por mirar al cielo, invocando un poco de ayuda y mucho de lluvias. Porque lo que es recetas y soluciones de los políticos de Huelva, entonces, van listo.
lunes, 21 de enero de 2008
domingo, 20 de enero de 2008
El Día de Huelva en su 175 aniversario como capital
Me imagino que a quien encendió la bombilla de las ideas del alcalde de Huelva, el popular Pedro Rodríguez, va ya para casi diez años, a fin de que promoviera la celebración del Día de Huelva y con ello el nombramiento de Hijos Adoptivos, otorgamientos de Medallas de la ciudad y nominación de nuevas calles y plazas, las futuras Corporaciones Municipales le tendrán reservado, al menos, alguna de estas distinciones visto el enorme éxito que la iniciativa ha tenido durante estos años y que este camino lo hayan decidido emprender, con posterioridad, la misma Diputación Provincial, Delegaciones de la Junta y muchos otros ayuntamientos de la provincia. No había sido Huelva una tierra de premiar a los suyos ni de reconocer los méritos de las muchas personas e instituciones que trabajan por ella, lo que reflejaba en cierta medida la escasa autoestima hacia nosotros mismos como colectivo y como sociedad. Afortunadamente hemos dado un vuelco diametral en esa concepción de lo que somos y representamos como pueblo y ha sido tan abierta y generosa la selección hecha, a veces, que más de uno, venido de otra provincia y con poco tiempo entre nosotros, pudo gozar del privilegio de representar a otros premiados con mayor peso social, historia y legitimidad onubense, en hacer uso de la palabra ante Huelva y sus representantes municipales para agradecer los galardones recibidos. Es más, Huelva capital, tal vez porque la Diputación no tenía institucionalizado ninguna distinción, ha extendido los reconocimientos públicos durante estos últimos años a personas y entidades que desarrollan sus actividades empresariales, sociales, culturales, deportivas o solidarias en los pueblos de la provincia y no en la capital que a la postre es la que celebra su Día con estas solemnidades aprovechando el resurgimiento de la fiesta de su patrón San Sebastián, ya por fin cargadas de contenido tanto festivo, religioso como institucional. Tanta generosidad y amplitud ‘medallera’ desconcierta porque en una ciudad de cerca de 150.000 habitantes tienen que existir muchas personas y entidades anónimas con méritos más que suficientes para recibir estas distinciones sin necesidad de que tener que buscar fuera, aunque sea en los pueblos limítrofes, la nómina anual de premiados y obligación de todos los miembros de la Corporación es también saberlas encontrar para no tener que recurrir a los personajes que ya tienen por sí mismo cierta notoriedad pública pero que, la verdad, visto algunos elegidos durante esos diez años no le encuentro por ningún lado aportación a la ciudad que haya merecido de tan digno y meritorio reconocimiento público. El Día de Huelva tiene una enorme fuerza por si mismo por lo que entraña para los premiados con toda justicia y lo seguirá teniendo si se sabe seleccionar con acierto y que se le dan los honores, hasta de hablar en nombre de los premiados, que también es un distingo, a quien verdaderamente le corresponde; ir con prisas, decidiendo con criterios compensatorios o buscando el último nombre de famoso que inunde los medios de comunicación puede vaciar de contenido real estos premios y entrar en la pendiente peligrosa de lo rutinario y manido.
Una ciudad que como vino a descubrirnos el alcalde Pedro Rodríguez, en uno de los mejores discursos que le hemos visto pronunciar en los últimos tiempos y al que sólo le sobro un nombre propio, va a cumplir en este bisiesto 2008 el 175 aniversario de su designación como capital de la provincia tiene rango e historia para madurar cuando se viste de gala y el Día de Huelva es uno de esos momentos que ya cuentan en el calendario como fecha clave en el devenir anual. No quiero, por tanto, que mis anotaciones se tengan en cuenta como critica al buen montaje del acto de este sábado ni tampoco un cuestionamiento a algo que ha ido con el paso de estos años adquiriendo un importante prestigio social y público. La Huelva capitalina que ya queremos, y más después de que alcalde nos recordara a todos esos 175 años, es una ciudad más rigurosa, poco dada a las componendas inmerecidas y sin complejos en sus decisiones institucionales porque como capital de la provincia ha sabido ya ganarse el respeto y referencia de todos los pueblos de la provincia. El alcalde Pedro Rodríguez supo encontrar durante estos años de mandato que la Huelva que teníamos gozaba de símbolos, rincones, personalidad, fiestas propias, equipo señero, colectivos valiosísimos, organizaciones activas y ciudadanos con corazón y alma choquera. Si sigue siendo alcalde, en medio de este tsunami socialista de las últimas elecciones municipales que invadió la mayoría de los pueblos de la provincia, es porque su persona todavía representa la Huelva que muchos ansiamos tener y que empezamos a descubrir como una nueva sociedad que emanaba allá por los finales de la década de los 80, cuando se lanzó a la calle exigiendo una Universidad y los socialistas que gobernaban con mayoría holgada y hegemónica no supieron, o no quisieron, escucharla porque las directrices que llegaban desde Sevilla eran otra bien distinta. Ahora bien, las ciudades, como las personas, evolucionan, cambian, se transforman y aparecen nuevos interlocutores sociales y hasta nuevos medios de comunicación y nuevas formas de comunicarse y ejercerse liderazgos de opinión. La noche del sábado, en el acto del Día de Huelva, con un salón de actos de la Casa Colón, que no se llenó como otras veces, sentí que los tiempos pasan rápidos y que lo que ayer era novedoso y atractivo hoy puede empezar a hacerse añejo y nostálgico. Un paso adelante, un paso a la tuerca del tiempo, de las formas y de los métodos, puede hacerse ya necesario y demandado. No es un buen síntoma de la misma vitalidad municipal, que incumbe por igual a todos los grupos municipales, que hayamos llegado al 175 aniversario de Huelva como capital y no tengamos todavía por delante un calendario repleto de actividades para hacer llegar a la ciudadanía, de la ciudad y de la provincia, lo que ello supone y la visualización de la Huelva moderna, atrevida e impetuosa que, en el fondo, hemos ido construyendo entre todos durante estos últimos años. Camarón que se duerme, dice el refranero, se lo lleva la corriente… Y yo no quiero una Huelva acomodada, narcisista y egocéntrica que se conforma con cuatro líneas de componendas fariseas.
Una ciudad que como vino a descubrirnos el alcalde Pedro Rodríguez, en uno de los mejores discursos que le hemos visto pronunciar en los últimos tiempos y al que sólo le sobro un nombre propio, va a cumplir en este bisiesto 2008 el 175 aniversario de su designación como capital de la provincia tiene rango e historia para madurar cuando se viste de gala y el Día de Huelva es uno de esos momentos que ya cuentan en el calendario como fecha clave en el devenir anual. No quiero, por tanto, que mis anotaciones se tengan en cuenta como critica al buen montaje del acto de este sábado ni tampoco un cuestionamiento a algo que ha ido con el paso de estos años adquiriendo un importante prestigio social y público. La Huelva capitalina que ya queremos, y más después de que alcalde nos recordara a todos esos 175 años, es una ciudad más rigurosa, poco dada a las componendas inmerecidas y sin complejos en sus decisiones institucionales porque como capital de la provincia ha sabido ya ganarse el respeto y referencia de todos los pueblos de la provincia. El alcalde Pedro Rodríguez supo encontrar durante estos años de mandato que la Huelva que teníamos gozaba de símbolos, rincones, personalidad, fiestas propias, equipo señero, colectivos valiosísimos, organizaciones activas y ciudadanos con corazón y alma choquera. Si sigue siendo alcalde, en medio de este tsunami socialista de las últimas elecciones municipales que invadió la mayoría de los pueblos de la provincia, es porque su persona todavía representa la Huelva que muchos ansiamos tener y que empezamos a descubrir como una nueva sociedad que emanaba allá por los finales de la década de los 80, cuando se lanzó a la calle exigiendo una Universidad y los socialistas que gobernaban con mayoría holgada y hegemónica no supieron, o no quisieron, escucharla porque las directrices que llegaban desde Sevilla eran otra bien distinta. Ahora bien, las ciudades, como las personas, evolucionan, cambian, se transforman y aparecen nuevos interlocutores sociales y hasta nuevos medios de comunicación y nuevas formas de comunicarse y ejercerse liderazgos de opinión. La noche del sábado, en el acto del Día de Huelva, con un salón de actos de la Casa Colón, que no se llenó como otras veces, sentí que los tiempos pasan rápidos y que lo que ayer era novedoso y atractivo hoy puede empezar a hacerse añejo y nostálgico. Un paso adelante, un paso a la tuerca del tiempo, de las formas y de los métodos, puede hacerse ya necesario y demandado. No es un buen síntoma de la misma vitalidad municipal, que incumbe por igual a todos los grupos municipales, que hayamos llegado al 175 aniversario de Huelva como capital y no tengamos todavía por delante un calendario repleto de actividades para hacer llegar a la ciudadanía, de la ciudad y de la provincia, lo que ello supone y la visualización de la Huelva moderna, atrevida e impetuosa que, en el fondo, hemos ido construyendo entre todos durante estos últimos años. Camarón que se duerme, dice el refranero, se lo lleva la corriente… Y yo no quiero una Huelva acomodada, narcisista y egocéntrica que se conforma con cuatro líneas de componendas fariseas.
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