Escribo antes de acudir al estadio a apoyar al Recre y con la prisa que me mete el director para cerrar las páginas de información general porque luego llegará el aluvión de los informadores deportivos con la historia de esta tarde de domingo tan vital. Me tengo que ir, por tanto, en este comentario del día después por otros derroteros que no serán los que, a buen seguro, marcarán esta fecha y este comienzo de semana de mediados de mayo. Y como los periódicos están repletos estos días del ir y venir del PP a nivel nacional, y por correspondencia, del futuro de este partido en Andalucía y en Huelva pues no he querido quedarme sin apuntar algunas cosillas más a las ya dichas en anteriores artículos.
No voy a escribir de los socialistas porque ya lo aventuraba la semana pasada: Javier Barrero tiene ya decidido, por lo que filtran fuentes regionales de este partido, renovarse a si mismo en la secretaria general en el Congreso de julio. Cuando todo va bien lo mejor, siempre se ha dicho, es no cambiar ni tocar nada. Y en el PSOE de Huelva, después de los aprietos de las elecciones generales y autonómicas del 2000 y municipales del 2003, todo va sobre ruedas y repartiéndose cargos a un lado y otro para no dejar a nadie descontento, que es la mejor manera de dirigir sin problemas una formación política.
Es lo contrario que ocurre en el PP, que tiene poco que repartir y, además, tiene que construir un nuevo esqueleto orgánico e ideológico de partido que se adapte a la sociedad actual. El problema es que esto se puede hacer y, posiblemente, se debe hacer pero con una premisa principal: no se puede dejar a nadie por el camino, a nadie abandonado ni ceder ni un ápice las posiciones mediáticas y de apoyo externo con las que se cuenta. Se ha perdido una batalla electoral pero no se puede perder una guerra y dejar el solar partidista en manos de un régimen único de por vida. El saber replegarse, sumando con rapidez los apoyos y cerrando filas entre los que siempre han estado ahí puede resultar decisivo para iniciar la recuperación.
Los dos debates que en estos momentos existen, a nivel nacional, entre dirigentes populares eran previsibles. Ya conté en un anterior artículo que este mismo debate lo mantuve con Mayor Oreja hace dos años en privado, con ocasión de su presencia en Huelva para dar una charla en EL MUNDO, y tarde o temprano tenía que darse entre los populares porque el fin último de toda formación política es poder gobernar, con sus ideas y sus propuestas, pero sin gobierno en sus manos no tiene posibilidad alguna de aplicar principios ideológicos y programas de actuación. La España de las autonomías, nacionalidades o países, que hasta ahí llegamos, la ha entendido mejor el PSOE de Rodríguez Zapatero que el PP de Mariano Rajoy y eso que en el año 1996 el gobierno de Aznar fue posible porque hubo un entendimiento con los nacionalistas catalanes y vascos. Resolver la ecuación ideológica entre partido de gobierno y partido de principios inalterables es lo que tendrá que dirimir el PP en Valencia dentro de un mes y esto, aún siendo muy importante, no afectará a los populares onubenses salvo que se terminara con dos posiciones irreconciliables y hasta enfrentadas tras este congreso y eso se extendiera por las provincias como una mancha de aceite. Habría que aprender de este PSOE que tiene un discurso en José Bono y otro en Montilla y, sin embargo, es capaz de atraer votos suficientes de uno y otro lado para ganar. Posiblemente porque muestra en público sus diferencias en el marco de unos debates democráticos sin complejos ni miedos.
Pero existe otra asignatura para los populares tan importante como la ideológica después de este congreso. Que es cómo aglutinar los apoyos y formar un conglomerado fuerte que empiece a prepararse en lo orgánico, mediático, logístico y con capital humano para dar la batalla a este PSOE que hoy se nos presenta ante nosotros con tanta y tanta fortaleza, unidad y recursos humanos, económicos y mediáticos de una manera casi ilimitada. Desde luego, como comentaba antes, los populares de Huelva no pueden retroceder ni dejar caer nada de lo que le ha servido para estar en muchos momentos disputando la partida de igual a igual con los socialistas y cerrar filas cuanto antes para hacer una labor de oposición eficiente y efectiva. Arenas ya se ha dado cuenta, después de analizar los datos, que la provincia de Sevilla es clave para ganar en Andalucía. Pedro Rodríguez, en Huelva, también tiene que abordar con tremendo realismo el momento y adoptar las medidas que le permitan afrontar el futuro con mejores perspectivas. Y cuanto antes, mejor.
lunes, 19 de mayo de 2008
domingo, 18 de mayo de 2008
Todos con el Recre, sea cara o cruz
En varias ocasiones, desde el inicio del Campeonato, allá por el mes de agosto del 2007, hemos escrito en esta columna que se incluye en las páginas generales de EL MUNDO Huelva Noticias y no en las deportivas. En este domingo tan especial de mayo, donde en un solo partido, precisamente el que cierra la temporada y la clasificación final, se lo juega todo, pienso que no debo faltar a la cita como uno más para sumar voluntades, apoyos, deseos, entusiasmo y energía colectiva y que este club pueda volver a hacer historia manteniéndose, por tercer año consecutivo, en la élite del fútbol español, estadística e hito que conviene que todos recordemos porque no existe precedente en toda su larga vida, más de cien años, y eso tiene que ser por algo, que no es otra cosa que el modesto presupuesto económico con lo que siempre la luchado este equipo, club o ya sociedad anónima deportiva frente a otros representantes de provincias con mayor potencialidad y capacidad económica. Sea lo que sea, esta tarde podemos tener al final del partido dos únicas alternativas, la cara y la cruz, permanecer un año más en la Primera o descender a la Segunda. Y como me conozco el paño y la manera en que algunos aficionados, que se llaman recreativista, se las gastan cuando las cosas no salen como ellos han soñado o desean, quisiera poner sobre el tapete las verdades de este trascendental momento.
Evidentemente si permanecemos en Primera División, bien por nuestro propio triunfo ante el Valladolid o porque se den resultados en Mallorca o Santander que nos beneficien y nos permitan un empate o hasta una derrota, la alegría debe ser tremenda por un doble motivo, porque seguimos en la élite del fútbol español y porque, como indicaba antes, lo haríamos por tres temporadas consecutivas y bajo la tutela ya la dirección de un mismo Consejo de Administración y de un mismo equipo técnico-deportivo. Con la virtualidad y acierto de que cuando se optó por cesar a un escasísimamente comprometido Víctor Muñoz (a lo mejor el paso se debió de dar antes) los que rigen los destinos de la sociedad anónima deportiva se inclinaron por formar de la noche a la mañana un cuadro técnico, primero y segundo entrenador, más preparador físico, de la casa, de Huelva. Porque lo de Manolo Zambrano, que venía de entrenar en escalafones inferiores, ha salido muy bien, entre otros motivos porque es un gran profesional, quiere a sus colores de siempre y, por encima, de otras cuestiones sabe lo que es el Recre para Huelva, pero también podría haber salido mal y entonces, porque así también somos en esta provincia, habría habido más de un aficionado que con dureza criticaría la decisión adoptada. Que si no había más dinero, que si es que no encontraba a nadie, en fin… comentarios derrotistas de todo tipo porque cuando se trata de dañar hay quienes tienen una mala uva tremenda en su interior que exteriorizan en las gradas del estadio en estos momentos grises y oscuros que en la vida siempre se dan.
Si sale cara esta tarde, si permanecemos, conviene que se apunte el número de puntos totales obtenidos por el equipo y las diferencias que se han terminado dando entre un grupo de unos ocho clubes hasta este final de temporada. Este es, desde hace muchos años, la permanencia más cara de las que se han dado en Primera División y reflejo de la uniformidad que se dan entre los clubes que están de media tabla para abajo y que nada tiene que ver con los que están siempre arriba (o casi siempre, porque ahí ha estado el Valencia, jugándose por desméritos propios hasta el final) y ese equipo revelación que en cada liga se suele dar.
Y puede ocurrir, Dios no lo quiera, que tengamos la cruz. Es decir, que pese a todas las posibilidades matemáticas que nos dan como más porcentajes a nuestro favor, se da la peor de las situaciones posibles y descendemos. ¿Qué habría cambiado? Pues si somos justos con el Recre, con su equipo directivo, plantilla y cuadro técnico, sólo habría cambiado el resultado de esta última jornada de campeonato. Que estaríamos luchando por la permanencia era lo lógico desde que arrancamos en agosto, que podría ser hasta en el último partido, pues también. No hemos sido un club descendido hace muchas jornadas como ha ocurrido a Levante y Murcia, sino un equipo que se ha disputado el descenso en este último domingo con otros tres equipos más y hasta hace siete días eran con otros cuatro más. Esto no es ningún fracaso porque cuando se disputa una competición deportiva, hay siempre quienes pueden ganar y otros que pueden perder. Es la ley del deporte, al margen, por supuesto, de lo que se cuece como negocio en el mundo del fútbol, y que también juega tras el escenario de un simple campo de fútbol cuadrangular, un papel decisivo porque el dinero es el dinero y éste rueda en este mundillo y, a veces, casi más que el balón. El Recre de esta liga 2007/08 ha dado la talla y ha respondido a lo que por sus limitaciones económicas y deportivas se puede esperar desde una visión realista y justa. Hoy no se termina ni empieza nada, ocurra lo que ocurra, porque el Recre, histórico y señorial, sabe de triunfos y fracasos, pero también sabe que detrás de él siempre estarán los recreativistas de corazón. Los que merecen más que nadie este triunfo de esta tarde que espero y por el que estaré apoyando hasta el último minuto.
Evidentemente si permanecemos en Primera División, bien por nuestro propio triunfo ante el Valladolid o porque se den resultados en Mallorca o Santander que nos beneficien y nos permitan un empate o hasta una derrota, la alegría debe ser tremenda por un doble motivo, porque seguimos en la élite del fútbol español y porque, como indicaba antes, lo haríamos por tres temporadas consecutivas y bajo la tutela ya la dirección de un mismo Consejo de Administración y de un mismo equipo técnico-deportivo. Con la virtualidad y acierto de que cuando se optó por cesar a un escasísimamente comprometido Víctor Muñoz (a lo mejor el paso se debió de dar antes) los que rigen los destinos de la sociedad anónima deportiva se inclinaron por formar de la noche a la mañana un cuadro técnico, primero y segundo entrenador, más preparador físico, de la casa, de Huelva. Porque lo de Manolo Zambrano, que venía de entrenar en escalafones inferiores, ha salido muy bien, entre otros motivos porque es un gran profesional, quiere a sus colores de siempre y, por encima, de otras cuestiones sabe lo que es el Recre para Huelva, pero también podría haber salido mal y entonces, porque así también somos en esta provincia, habría habido más de un aficionado que con dureza criticaría la decisión adoptada. Que si no había más dinero, que si es que no encontraba a nadie, en fin… comentarios derrotistas de todo tipo porque cuando se trata de dañar hay quienes tienen una mala uva tremenda en su interior que exteriorizan en las gradas del estadio en estos momentos grises y oscuros que en la vida siempre se dan.
Si sale cara esta tarde, si permanecemos, conviene que se apunte el número de puntos totales obtenidos por el equipo y las diferencias que se han terminado dando entre un grupo de unos ocho clubes hasta este final de temporada. Este es, desde hace muchos años, la permanencia más cara de las que se han dado en Primera División y reflejo de la uniformidad que se dan entre los clubes que están de media tabla para abajo y que nada tiene que ver con los que están siempre arriba (o casi siempre, porque ahí ha estado el Valencia, jugándose por desméritos propios hasta el final) y ese equipo revelación que en cada liga se suele dar.
Y puede ocurrir, Dios no lo quiera, que tengamos la cruz. Es decir, que pese a todas las posibilidades matemáticas que nos dan como más porcentajes a nuestro favor, se da la peor de las situaciones posibles y descendemos. ¿Qué habría cambiado? Pues si somos justos con el Recre, con su equipo directivo, plantilla y cuadro técnico, sólo habría cambiado el resultado de esta última jornada de campeonato. Que estaríamos luchando por la permanencia era lo lógico desde que arrancamos en agosto, que podría ser hasta en el último partido, pues también. No hemos sido un club descendido hace muchas jornadas como ha ocurrido a Levante y Murcia, sino un equipo que se ha disputado el descenso en este último domingo con otros tres equipos más y hasta hace siete días eran con otros cuatro más. Esto no es ningún fracaso porque cuando se disputa una competición deportiva, hay siempre quienes pueden ganar y otros que pueden perder. Es la ley del deporte, al margen, por supuesto, de lo que se cuece como negocio en el mundo del fútbol, y que también juega tras el escenario de un simple campo de fútbol cuadrangular, un papel decisivo porque el dinero es el dinero y éste rueda en este mundillo y, a veces, casi más que el balón. El Recre de esta liga 2007/08 ha dado la talla y ha respondido a lo que por sus limitaciones económicas y deportivas se puede esperar desde una visión realista y justa. Hoy no se termina ni empieza nada, ocurra lo que ocurra, porque el Recre, histórico y señorial, sabe de triunfos y fracasos, pero también sabe que detrás de él siempre estarán los recreativistas de corazón. Los que merecen más que nadie este triunfo de esta tarde que espero y por el que estaré apoyando hasta el último minuto.
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