En unos días, una vez constituidas las distintas cámaras parlamentarias en Madrid y Andalucía y celebrada las sesiones de investidura de Rodríguez Zapatero y Manuel Chaves, tendremos los nuevos gobiernos y es de esperar, que cuanto antes, las primeras medidas de carácter económico. En la semana pasada los representantes empresariales onubenses de los sectores hotelero y hostelero ya han alertado de lo mal que puede pintar la próxima temporada turística en los meses de verano, que es lo único que salva las cuentas en nuestra provincia, de producirse las cajas hechas en la pasada Semana Santa. Inquietos está también todos los concesionarios de coches porque las ventas han caído en el primer trimestre a cifras que no se conocían en los últimos quince años. Y las cifras de paro que se han dado a conocer, aunque rompe por los menos con la tendencia en Huelva de un aumento constante desde el mes de mayo del año pasado, que se dice pronto, no tienen nada que ver con la generación de empleos que existía en el mismo mes de marzo del año 2007.
Los socialistas onubenses han celebrado este sábado su Comité Provincial y por las declaraciones se presume que tienen totalmente asumido la tremenda responsabilidad que tienen en estos momentos porque la confianza tan grande que los ciudadanos han vuelto a depositar en ellos como gobernantes tiene que verse correspondida con actuaciones claras y concretas que pueda dinamizar la economía provincial. Gobernar tiene sus encantos y sus privilegios, entre ellos el de situar a mucha gente de un mismo partido a costa de los fondos públicos, pero también obliga en situaciones como las que se dibujan en el panorama y que van confirmando las distintas variantes económicas a pilotar las medidas que puedan amortiguar sus efectos. No creo que ahora mismo sea un problema de vertebración provincial, como ha indicado el secretario general socialista Javier Barrero, sino encontrar los puntos fuertes de los sectores empresariales que pueden contrarrestar con eficacia el bajón de los que durante los últimos años han tirado con fuerza de nuestro producto interior bruto local. Desde luego la inversión pública será decisiva como soporte y ésta, a tenor de cómo se encuentran de vacías las arcas de los ayuntamientos y de la Diputación Provincial, sólo puede venir de los gobiernos autonómicos y estatal. Habrá que pelear mucho en el reparto de los dineros porque la competencia con otros territorios va a resultar épica porque todos intentarán barrer para casa y quien tenga más capacidad de influencia es, al final, el que se lleva el gato al agua. Huelva no viene siendo, en este sentido, una provincia afortunada y menos si la comparamos con la generosidad extrema del electorado onubense con los socialistas. A estas alturas es difícil que cuelen muchas más dilaciones con las principales infraestructuras que se vienen demandando y tampoco se cuestión de seguir jugando al despiste con el proyecto de aeropuerto cuando todos sabemos que el mismo será posible si intervienen de manera directa la inversión pública porque es un mal momento para esperar que sea el sector privado el que asuma la tarea de sacarlo adelante.
Los socialistas, pues, tienen mucho trabajo en los próximos meses si no queremos ver como caen empresas tras empresas en la provincia pero la misma tarea tienen también los partidos a los que los ciudadanos han colocado en la oposición. El PP tiene que explicar cuál es su modelo de desarrollo para esta provincia y las actuaciones que deben acometerse para impulsar esos sectores económicos que tienen posibilidades de aprovechar esta coyuntura económica. Ya no hay elecciones con repercusión provincial hasta dentro de tres años largos pero eso no significa que esta formación política no trabaje de puertas para dentro en la elaboración de sus propuestas alternativas y ejerza una función exigente en el control de los gobernantes socialistas. En la campaña electoral nos quedamos con las ganas de conocer la opinión que su candidata más destacada a nivel del Congreso de los Diputados, Fátima Báñez (ahora situada en el equipo de la nueva portavoz del grupo parlamentario popular), tienen en cuestiones puntuales de la provincia y no es lógico que nos quedemos meses y meses en blanco, los socialistas yendo por libre y los populares sin hacerse ni tan siquiera notar porque estarían traicionando su función encomendada de oposición y lo que es peor, de cara a nuevos retos electorales, no generarían confianza entre los ciudadanos como alternativa real de gobierno. Vienen tiempos de mojarse, de pronunciarse con argumentos y documentación ante las decisiones de los gobiernos de Madrid y Andalucía en Huelva. Necesitamos una oposición seria, rigurosa y trabajadora porque los ciudadanos, que tendrán que vivir momentos de muchas apreturas económicas, quieren escuchar muy pocas tonterías y menos esas trifurcas estériles entre políticos onubenses.
lunes, 7 de abril de 2008
domingo, 6 de abril de 2008
Obstaculizar proyectos de inversión
Desde hace unos meses viene sobrevolando una nueva polémica en torno al proyecto que el grupo empresarial extremeño Gallardo quiere desarrollar para llevar desde el puerto de Huelva la descarga de crudo, como ya hace desde hace muchos años la compañía Cepsa, hasta la refinería que quiere construir en la localidad de Tierras de Barros, en Badajoz, casi al límite de la provincia onubense. Este oleoducto tendría que cruzar, como es lógico, muchos municipios de Huelva pues no existe otra posibilidad, por la localización de la citada refinería, que permita hacer llegar la materia prima desde nuestras instalaciones portuarias hasta esa ubicación. A lo mejor cabría otra, descartando la descarga en el Puerto de Huelva, y sería cruzando desde el puerto también industrial de la localidad portuguesa de Sinnes hasta Extremadura pero eso entraría en clara competencia con las instalaciones también de refino que empresas lusas tienen en dicha zona y no creo que las autoridades del vecino país quiera contribuir a debilitar el posicionamiento de empresas locales en un sector tan competitivo como el de las refinerías.
Quiero hacer constar, al escribir estas líneas, que no conozco en nada al citado Grupo Gallardo, aunque sí sé de su fortaleza empresarial y de su posicionamiento ya estable en la gestión de medios de comunicación, tanto en nuestra provincia como en otras de Andalucía y hasta pujando, como si de un grande del sector se tratara, por el control del gigante e histórico en nuestro país Grupo Zeta. Y que no es mi intención valorar peajes políticos ni segunda intenciones en la partida mediática-partidista que con tanto acierto han terminado por fraguar los socialistas. Eso que lo discutan los dirigentes de las tres formaciones políticas con representación parlamentaria si es que en algún aspecto le afecta en el eco de sus mensajes a través de los soportes informativos que este grupo pueda controlar. Me quiero quedar en el análisis, sólo y exclusivamente en el campo del mundo económico y empresarial porque una inversión de estas características tiene importantes repercusiones tanto en los futuros tráficos del Puerto de Huelva como en la propia infraestructura que habrá que hacerse, junto a su posterior mantenimiento, en este oleoducto.
Y es que en Huelva, como un resorte que casi funciona automáticamente, cada vez que surge una inversión de carácter industrial comienzan a agitarse los mismos argumentos, aunque la verdad se dicha que no en la misma proporción a veces. En los últimos meses se ha desarrollado por parte de Cepsa, para fortuna de nuestra provincia, una fuerte inversión en la construcción de una segunda refinería en los terrenos del polígono industrial de Palos de la Frontera, que conllevará, como es lógico, mucha más descarga de buques petroleros en los pantalanes del puerto, y nadie ha levantado ni una sola voz en contra. Empresas de gas natural han construido kilómetros y kilómetros de gaseoductos por la provincia de Huelva para trasladar el gas natural a muchos otros lugares de España y tampoco ha pasado nada. Y, sin embargo, con este proyecto se han producido movilizaciones y ya se están montando plataformas tanto en la misma tierra extremeña como en la nuestra y no acabo de encontrar las motivaciones técnicas que puedan oponerse a esta inversión y que, por el contrario, no se han dado en otros proyectos parecidos y casi con la misma posible incidencia medioambiental. Es como si se eligieran proyectos concretos en ocasiones para hacer banderas partidistas con las que introducirse en colectivos sociales favorables a determinadas tesis medioambientales creando alarmas muchas veces injustificadas. Oponerse por norma a inversiones empresariales, que además benefician al conjunto de la economía, que generar tráficos de productos en nuestro puerto, creación de puestos de trabajo y una mayor capacidad productiva cuando somos deficitarios en la generación de refino para el gasoil y la gasolina que necesitamos para conducir nuestros coches, pues la verdad que no lo acabo de entender muy bien. Huelva cuenta con una posición inmejorable, por la posición estratégica de su puerto, para convertirse en lugar de referencia privilegiado del sector energético español, si sumamos instalaciones de ciclo combinados, gasistas y de refino. ¿También vamos a dedicarnos ahora a bloquear este tremendo potencial?
Quiero hacer constar, al escribir estas líneas, que no conozco en nada al citado Grupo Gallardo, aunque sí sé de su fortaleza empresarial y de su posicionamiento ya estable en la gestión de medios de comunicación, tanto en nuestra provincia como en otras de Andalucía y hasta pujando, como si de un grande del sector se tratara, por el control del gigante e histórico en nuestro país Grupo Zeta. Y que no es mi intención valorar peajes políticos ni segunda intenciones en la partida mediática-partidista que con tanto acierto han terminado por fraguar los socialistas. Eso que lo discutan los dirigentes de las tres formaciones políticas con representación parlamentaria si es que en algún aspecto le afecta en el eco de sus mensajes a través de los soportes informativos que este grupo pueda controlar. Me quiero quedar en el análisis, sólo y exclusivamente en el campo del mundo económico y empresarial porque una inversión de estas características tiene importantes repercusiones tanto en los futuros tráficos del Puerto de Huelva como en la propia infraestructura que habrá que hacerse, junto a su posterior mantenimiento, en este oleoducto.
Y es que en Huelva, como un resorte que casi funciona automáticamente, cada vez que surge una inversión de carácter industrial comienzan a agitarse los mismos argumentos, aunque la verdad se dicha que no en la misma proporción a veces. En los últimos meses se ha desarrollado por parte de Cepsa, para fortuna de nuestra provincia, una fuerte inversión en la construcción de una segunda refinería en los terrenos del polígono industrial de Palos de la Frontera, que conllevará, como es lógico, mucha más descarga de buques petroleros en los pantalanes del puerto, y nadie ha levantado ni una sola voz en contra. Empresas de gas natural han construido kilómetros y kilómetros de gaseoductos por la provincia de Huelva para trasladar el gas natural a muchos otros lugares de España y tampoco ha pasado nada. Y, sin embargo, con este proyecto se han producido movilizaciones y ya se están montando plataformas tanto en la misma tierra extremeña como en la nuestra y no acabo de encontrar las motivaciones técnicas que puedan oponerse a esta inversión y que, por el contrario, no se han dado en otros proyectos parecidos y casi con la misma posible incidencia medioambiental. Es como si se eligieran proyectos concretos en ocasiones para hacer banderas partidistas con las que introducirse en colectivos sociales favorables a determinadas tesis medioambientales creando alarmas muchas veces injustificadas. Oponerse por norma a inversiones empresariales, que además benefician al conjunto de la economía, que generar tráficos de productos en nuestro puerto, creación de puestos de trabajo y una mayor capacidad productiva cuando somos deficitarios en la generación de refino para el gasoil y la gasolina que necesitamos para conducir nuestros coches, pues la verdad que no lo acabo de entender muy bien. Huelva cuenta con una posición inmejorable, por la posición estratégica de su puerto, para convertirse en lugar de referencia privilegiado del sector energético español, si sumamos instalaciones de ciclo combinados, gasistas y de refino. ¿También vamos a dedicarnos ahora a bloquear este tremendo potencial?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)