Viajando por la línea AVE a Madrid ya se puede comprobar, a la altura de Ciudad Real, la construcción de las pistas de aterrizaje y de la torre de control de lo que será en breve el aeropuerto de esta ciudad. Me dio alegría ver el otro día esta obra de infraestructura ya como algo tangible porque me vino a la memoria rápidamente lo que supondría para la provincia de Huelva una inversión de estas características, un proyecto que se anunció a bombo y platillo por José Cejudo al inicio de la legislatura del organismo provincial hace cuatro años y que pasa con el calificativo de ‘pendiente’ a la que será nueva regidora del mismo, en unos días, Petronila Guerrero, como algo meramente virtual pero con muy pocos mimbres hoy por hoy de que vaya a ser una realidad en un corto plazo de tiempo. Yo, al menos, reconozco mi total escepticismo porque en la presentación que hizo hace más de un año el propio José Cejudo en la Federación Onubense de Empresarios eche en falta carencias tan notables como un mínimo esquema de plan de negocios para que la inversión resulte atractiva al capital privado y más cuando la iniciativa se ha planteado siempre como algo ajeno a las administraciones públicas, aunque hasta ahora, curiosamente, la Diputación no suelta el control de la sociedad promotora ni propicia la entrada de manera lógica del empresariado.
Mientras esto ocurre, mientras se pierde el tiempo y se sigue gastando dinero de esta sociedad en seguir fabricando videos y folletos con el proyecto de manera virtual, estas dos últimas semanas vemos en medios escritos de tirada nacional fuertes campañas de publicidad con ofertas de saldo para el veraneo del turista interior en los hoteles de costa de Huelva en clara competencia con los clásicos alquileres particulares en el litoral. Si uno hace las cuentas, desde luego sale más barato pagar el hotel que el alquiler del piso, chalet o apartamento, y además con las comodidades que se tiene en un establecimiento hotelero. Hasta aquí, evidentemente, todo muy bien, salvo que la campaña en si mismo delata un mal endémico que viene atravesando la importante planta hotelera de la provincia: no llegamos con capacidad de reclamo y atractivo al turista internacional, porque si fuera así no se estaría ofertando con precios de ganga en temporada alta para llenar con el turista nacional, Y no digamos al grave problema de la temporada baja, donde siguen siendo contadísimos los hoteles que pueden permanecer abierto todo el año porque no cubren ni los gastos mínimos. La falta de una estacionalidad plena arrastra a otros negocios y es llamativo ver en el centro comercial de Islantilla, por ejemplo, locales cerrados y en venta en estos días de multitudinaria presencia de visitantes.
Petronila Guerrero, a la que he considerado siempre una mujer pragmática, desde aquellos tiempos en que era la mano derecha de Genaro García Arreciado en la empresa Aguas de Huelva (¡qué tiempos aquellos!), tiene por delante dos cuestiones que afrontar que tienen influencia directa en la economía provincial. El papel del Patronato de Turismo y, por supuesto, el convertir en real algo tan virtual como el proyecto en marcha de aeropuerto. Creo que las dos cuestiones van unidas. Huelva hizo una apuesta fuerte por captar empresas hoteleras que se ubicaran en el litoral y aprovecho el momento de bonanza de hace unos años, cuando todavía, además, a la mayoría de las cadenas y de tour operadores no le había entrado la fiebre del Caribe y de la costa mexicana. Hoy no sería igual la seducción de los inversores y creo que en el futuro se tendrá que reinventar el sector turístico en la provincia porque nos hemos quedado a mitad del camino, ni somos una provincia con camas hoteleras que en si misma generan la necesidad de oferta por los propios circuitos ni estamos empezando a andar como para que podamos adaptarnos a estos nuevos mercados mucho más competitivos.
En este camino de futuro de la legislatura provincial que ahora comienza y que tienen que afrontar empresarios y administraciones juntas, pero con mucho más peso y fuerza en sus posiciones desde el propio lado del Consejo Empresarial de Turismo, la construcción de este aeropuerto, como la llegada del AVE a Huelva capital, me parecen vitales. El futuro de todo un sector depende de ello. Y no es un sector cualquiera cuando todavía escucho y leo planteamientos queriendo cargarse de un plumazo el industrial, que es a la postre, y diga lo que se diga, el que aguanta los principales cimientos de la economía provincial onubense. Ahora bien, el proyecto de aeropuerto requiere de apuestas mucho más firmes que las meramente mediáticas y virtuales, cada unos cuantos meses, para que todos nos creamos que existe algo en firme. Y el primer paso que habría que dar, porque no veo capacidad inversora en la provincia (menos ahora que la construcción se ha estancado) para meterse en esos avatares, es incluir en la sociedad promotora a otras administraciones públicas, desde la nacional hasta la local pasando por la autonómica. Debería ser un proyecto de todos y que todos los grupos políticos respaldasen a la hora de meter partidas en los Presupuestos Generales. Petronila Guerrero ha hablado de la utopía y yo no quiere ser tan utópico como para confiarme en que esto sea posible porque en Huelva se da la paradoja de que los dirigentes máximos del PP y PSOE no han mantenido desde que los dos llegaron al cargo, como representantes de sus dos formaciones políticas, ninguna conversación personal y, claro, así nos va cuando se tienen que ayudar en sacar proyectos de interés provincial; más si confío en el propio empuje y capacidad del sector privado, si la FOE y la Cámara de Comercio espabilan también un poco, para poner sobre la mesa la cruda realidad de todo un sector y la necesidad de adoptar medidas de calado, como, sin duda, es hacer realidad este aeropuerto de Huelva.
lunes, 2 de julio de 2007
domingo, 1 de julio de 2007
Parto de gobierno municipal sin cesárea
Sin apenas dolor y sin necesidad de ‘cesárea, por está casi en fecha cumplida, alumbró, por fin, el alcalde de Huelva su nuevo gobierno municipal. Y aunque tarde, para no romper su costumbre, el parto ha sido feliz. Creo que es un buen encaje de las piezas con las que cuenta y que puede sacarle mucho partido como alcalde a esta estructura nueva de esquema de trabajo para los próximos cuatro años porque ha sabido conjugar la continuidad en aquellas súper concejalías que ha funcionado bien con la oportunidad de quienes venían pidiendo más responsabilidades y ese toque de riesgo colocando a Carmen Sacristán al frente de la Policía Municipal y de los Bomberos, riesgo no por su condición de mujer –que sería machista la visión- sino porque como concejal no había ocupado hasta ahora un puesto de tanta responsabilidad. Estoy seguro que lo hará bien porque al área de Turismo le había dado en los últimos años un fuerte impulso y había sabido marcar una personalidad que proyectar a Huelva como ciudad con reclamo para los visitantes.
En alguna ocasión se ha escrito por alguien con poco conocimiento del capital humano que el acalde de Huelva, Pedro Rodríguez, ha tenido a su alrededor para gobernar la ciudad que poco podía hacer éste para componer un buen equipo porque "hay lo que hay". Mi visión, después de conocer a unos y otros y lo largo de doce años, es que el alcalde de Huelva es un dirigente político afortunado por contar en su entorno con personas de la lealtad, entrega y capacidad de gestión que ha venido demostrando el núcleo duro –los que han permanecido y algunos que incomprensiblemente se han quedado fuera- de le viene acompañando legislaturas tras legislaturas. Los equipos se cambian o se renuevan cuando no funcionan, pero no porque análisis caprichosos externos, sin base real ni documental a tenor de los propios resultados electorales obtenidos, hablen o escriban pidiendo la cuadratura del círculo. Es un decir. Lo que ha quedado probado, y más en la legislatura que ha terminado, es que el equipo de gobierno que acompañó al acalde en la etapa 2003-07 había llegado al final con los deberes cumplidos y con muchos logros en las alforjas: parque moret, nuevo mercado, ensanche, nueva plaza de las monjas, etc., etc. Tal vez el mismo resultado electoral obtenido no responde –y seria bueno analizar el motivo- a la buena labor desplegada en este mandato, muchísimo mejor que la del 1999-03, que costó mucho trabajo al mismo alcalde presentar en campaña acciones de gobierno de calado como las que ahora ha podido presentar para su propia satisfacción personal como gobernante.
Una parte importante del equipo de gobierno municipal lleva en cargos de responsabilidad entre ocho y doce años –los socialistas, no lo olvidemos, estuvieron 16 años gobernando la capital y a esa misma cifra se acerca ya este equipo de Pedro Rodríguez- y está, como los buenos toreros, en el momento idóneo para sacar mayor rentabilidad social a las actuaciones porque conocen a la perfección la maquinaria del Ayuntamiento, han ido formando equipos directivos alrededor de su área y ya tiene aprendido el truco de encajar los números del presupuesto con las necesidades crecientes ciudadanas, muchas de ellas ni tan siquiera competencias del municipio y que corresponden, en su inmensa mayoría, a la administración autonómica. Es responsabilidad ya del alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, saber dirigir a este equipo humano, formando por personas que sienten y padecen (y no es una frase dicha al azar) y que tienen en la política municipal una forma de realizarse desde el lado de la función pública como dirigente pero también desde el aspecto profesional. Cuidar a este equipo, cohesionar y aglutinar es lo que dará al propio alcalde, como político, su mejor rendimiento pensando en afrontar proyectos ambiciosos para presentarse en el 2011 cargado de tareas cumplidas en la nueva cita con los electores.
Porque hay algo que también quiero dejar claro. Hay quienes han querido ver en la nueva composición de este gobierno municipal un mensaje del propio alcalde en clave sucesoria. No conocen bien a Pedro Rodríguez los que elucubran con estas cuestiones porque en la mente del regidor municipal, acaba de cumplir los 63 años, no hay pensado todavía un final en su trayectoria como alcalde, ni se lo ha planteado ni su carácter es de los que quieran retirarse porque no sea capaz de aguantar la responsabilidad y el sacrificio de estar todos los días del año al pié del cañón. El alcalde disfruta con lo que se hace, creo que esta viendo cumplido el sueño de su vida, desde que acompañaba a su padre, como fotógrafo, en las grandes celebraciones de la ciudad y ese sueño le gustaría que no terminara nunca. No hay, por tanto, ningún nombramiento en los que ha hecho en clave de sucesión, no hay delfín o delfines nombrados y todo encaja con la peculiar personalidad de este alcalde, que le ha dado últimamente en tardear con los alumbramientos de sus decisiones claves (formación de las candidaturas y gobiernos municipales) hasta el punto de más de no pensamos que hay que llevarlo a urgencias, a prisa y corriendo, a que le hagan la ‘cesárea’ política. Eso sí, Arenas, que no aparezca mucho porque como diagnosticador de males no hay cosa peor y puede terminar confundiendo un simple parto municipal con una crisis de las que él, cuando ha entrado en Almería y Jaén, tiene experiencias desastrosas para la vida posterior del partido.
En alguna ocasión se ha escrito por alguien con poco conocimiento del capital humano que el acalde de Huelva, Pedro Rodríguez, ha tenido a su alrededor para gobernar la ciudad que poco podía hacer éste para componer un buen equipo porque "hay lo que hay". Mi visión, después de conocer a unos y otros y lo largo de doce años, es que el alcalde de Huelva es un dirigente político afortunado por contar en su entorno con personas de la lealtad, entrega y capacidad de gestión que ha venido demostrando el núcleo duro –los que han permanecido y algunos que incomprensiblemente se han quedado fuera- de le viene acompañando legislaturas tras legislaturas. Los equipos se cambian o se renuevan cuando no funcionan, pero no porque análisis caprichosos externos, sin base real ni documental a tenor de los propios resultados electorales obtenidos, hablen o escriban pidiendo la cuadratura del círculo. Es un decir. Lo que ha quedado probado, y más en la legislatura que ha terminado, es que el equipo de gobierno que acompañó al acalde en la etapa 2003-07 había llegado al final con los deberes cumplidos y con muchos logros en las alforjas: parque moret, nuevo mercado, ensanche, nueva plaza de las monjas, etc., etc. Tal vez el mismo resultado electoral obtenido no responde –y seria bueno analizar el motivo- a la buena labor desplegada en este mandato, muchísimo mejor que la del 1999-03, que costó mucho trabajo al mismo alcalde presentar en campaña acciones de gobierno de calado como las que ahora ha podido presentar para su propia satisfacción personal como gobernante.
Una parte importante del equipo de gobierno municipal lleva en cargos de responsabilidad entre ocho y doce años –los socialistas, no lo olvidemos, estuvieron 16 años gobernando la capital y a esa misma cifra se acerca ya este equipo de Pedro Rodríguez- y está, como los buenos toreros, en el momento idóneo para sacar mayor rentabilidad social a las actuaciones porque conocen a la perfección la maquinaria del Ayuntamiento, han ido formando equipos directivos alrededor de su área y ya tiene aprendido el truco de encajar los números del presupuesto con las necesidades crecientes ciudadanas, muchas de ellas ni tan siquiera competencias del municipio y que corresponden, en su inmensa mayoría, a la administración autonómica. Es responsabilidad ya del alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, saber dirigir a este equipo humano, formando por personas que sienten y padecen (y no es una frase dicha al azar) y que tienen en la política municipal una forma de realizarse desde el lado de la función pública como dirigente pero también desde el aspecto profesional. Cuidar a este equipo, cohesionar y aglutinar es lo que dará al propio alcalde, como político, su mejor rendimiento pensando en afrontar proyectos ambiciosos para presentarse en el 2011 cargado de tareas cumplidas en la nueva cita con los electores.
Porque hay algo que también quiero dejar claro. Hay quienes han querido ver en la nueva composición de este gobierno municipal un mensaje del propio alcalde en clave sucesoria. No conocen bien a Pedro Rodríguez los que elucubran con estas cuestiones porque en la mente del regidor municipal, acaba de cumplir los 63 años, no hay pensado todavía un final en su trayectoria como alcalde, ni se lo ha planteado ni su carácter es de los que quieran retirarse porque no sea capaz de aguantar la responsabilidad y el sacrificio de estar todos los días del año al pié del cañón. El alcalde disfruta con lo que se hace, creo que esta viendo cumplido el sueño de su vida, desde que acompañaba a su padre, como fotógrafo, en las grandes celebraciones de la ciudad y ese sueño le gustaría que no terminara nunca. No hay, por tanto, ningún nombramiento en los que ha hecho en clave de sucesión, no hay delfín o delfines nombrados y todo encaja con la peculiar personalidad de este alcalde, que le ha dado últimamente en tardear con los alumbramientos de sus decisiones claves (formación de las candidaturas y gobiernos municipales) hasta el punto de más de no pensamos que hay que llevarlo a urgencias, a prisa y corriendo, a que le hagan la ‘cesárea’ política. Eso sí, Arenas, que no aparezca mucho porque como diagnosticador de males no hay cosa peor y puede terminar confundiendo un simple parto municipal con una crisis de las que él, cuando ha entrado en Almería y Jaén, tiene experiencias desastrosas para la vida posterior del partido.
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