El sindicato socialista UGT tiene convocada para el próximo día 19 de febrero una manifestación en apoyo de la industria química de Huelva. La iniciativa tiene un antecedente reciente como contestación no hace ni tres años del nacimiento de la llamada Mesa de la Ría que promovió otra marcha en contra de la instalación en la Avenida Federico Montenegro de una central de ciclo combinado por parte de Endesa en sustitución de la ya existente. Desde entonces hasta la fecha la fractura social abierta en aquellos instantes se ha mantenido con condenación de unos y otros a favor en contra de la permanencia de las industrias en dicha zona pero sin que tengamos por ahora, a corto plazo, ninguna decisión de vital trascendencia que afecte al conjunto del amplio complejo industrial. Solamente se está a la espera de que la Dirección General de Costas, que ha ganado un contencioso a Fertiberia para que no pueda seguir depositando los fosfoyesos en la marisma de Mendaña, decida el tiempo que otorga a dicha empresa para dar cumplida cuenta de la sentencia ya dictada por los tribunales y si ésta, con el plazo dado, puede o no reconducir la actividad actual en su factoría. No hay ninguna decisión crucial en estos momentos ya que la tramitación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de la capital prácticamente no se ha iniciado ni se conoce la propuesta formal que el equipo redactor hace a la Corporación Municipal.
La otra central sindical CCOO, con mayor presencia de delegados en el sector industrial que la propia UGT, ya ha hecho pública su decisión de no apoyar esta manifestación y se desconoce, al día de hoy, el posicionamiento de las organizaciones empresariales, aunque sí cuenta con el refrendo de destacados dirigentes socialistas con puestos destacados en las Administraciones Autonómicas y Central además de la plana mayor del PSOE que en esta misma fecha se encuentra inmersa en plena campaña electoral. Los demás partidos políticos se han reunido con UGT para reiterarle el apoyo al sector industrial pero sin manifestarse abiertamente a favor de la mencionada manifestación. Por supuesto que la misma se va a encontrar de frente con las declaraciones de los miembros de la Mesa de la Ría y los grupos que la integran, que viene manteniendo una posición de confrontación abierta ante todo lo que se mueva y que ha encontrado un filón informativo de oro con la presencia en dicha marisma de unas cenizas de Acerinox que han viajado desde Algeciras hasta Huelva –y no al Cabril- con la aquiescencia de la Consejería de Medio Ambiente y que debería haber controlado EGMASA y, posiblemente, haber autorizado el Ayuntamiento de Huelva al estar en su propio municipio.
Con estos escenarios descritos no entendemos muy bien la razón última que persigue la central sindical socialista con esta manifestación y más enmarcas en pleno efervescencia electoral y del calibre de la que tenemos por delante. La convocatoria es absolutamente inoportuna y, además, innecesaria porque los dos temas que están abiertos y que afectan de manera directa a Fertiberia y por efecto dominó productivo a Foret se juegan en el campo de las Administraciones que gobiernan los dirigentes y compañeros socialistas de Luciano Gómez y de los principales líderes ugetistas. No creo que la manifestación se haya convocado para presionar al PSOE y menos en periodo electoral y si no es para pedir que Costas autorice a Fertiberia seguir vertiendo fosfoyesos otros cinco o seis años más en la Marisma de Mendaña, que parece ser el plazo que está negociando como posible, pues no entiendo la obsesión de la UGT por querer dar cancha a nuevos debates abiertos entre colectivos sociales y teniendo como tema central a la actividad industrial.
Donde sí he echado en falta una posición más contundente y exigente de UGT y de otros interlocutores es con la barbaridad cometida por quien decidió, autorizó y permitió que las cenizas de Acerinox llegaran hasta la capital onubense porque flaco servicio se ha hecho con ello, tanto por la imagen de descontrol medioambiental dada, como porque se le ha dado una oportunidad innecesaria e inexplicable a movimientos ecologistas de fuerte convocatoria mediática para que hagan de Huelva y de la zona de la marisma de Mendaña su principal centro de atención informativa desde hace meses. Esto sí que ha hecho daño y sigue haciendo daño al sector industrial onubense, que además no tiene nada que ver ni que decir en esta cuestión, porque la opinión pública no sabe diferenciar las cuestiones planteadas y está haciendo de todo un conjunto de extremada peligrosidad para la propia estabilidad de las empresas que cumplen con sus requisitos medioambientales con inversiones millonarias en los últimos años. UGT a quien tiene que pedirle explicaciones por este daño es a EGMASA y a la propia Consejería de Medio Ambiente que nos ha traído desde Algeciras y hasta Huelva las cenizas de Acerinox que tanto y tanto dieron que hablar ya en su momento. A la industria onubense, y lo he dicho ya varias veces, le sobran en estos tiempos ‘salvadores’ espontáneos y, por supuesto, acciones que unan mucho más que desunan. Por eso UGT no debería de ir por libre cuando hay tanto en juego.
domingo, 10 de febrero de 2008
Una campaña que examina al político onubense
Lo que nos faltaba. El mercado de futuro del trigo de Chicago, que marca el precio mundial de este importante cereal y por extensión al de otros muchos productos de nuestra alimentación esencial y diaria, ha experimentado en la última semana ya una subida del 16% y en lo que va de año 2008, poco más de un mes, un 30%. Por si alguien lo olvida el año pasado fue del 138% en su conjunto y ya todos sabemos lo que ha subido el pan, la leche, las carnes, etc., etc. Y en Huelva, donde en esta cosecha muchos agricultores de secano habían depositado sus esperanzas en el trigo y sembrado miles de hectáreas a un precio de más de 80 pesetas (cerca de 0,50 céntimos de euros) el kilo de semillas, resulta que ahora no llueve, pero es que no llueve nada de nada y nos hemos despachado ya casi todo el invierno y muchas plantas están ya para que sus propietarios se tiren de los pelos. Estos son los tiempos que vivimos, de tremenda inquietud, preocupación e incertidumbre en muchas capas sociales, de puertas además para dentro, y de una campaña electoral en la que los políticos se echan la foto, hablan, o parecen que hablan, pero que para ser una fecha en teoría muy decisiva para la aplicación de unas políticas y otros, lo que trasluce es una tremenda frialdad, excesiva superficialidad y un transcurrir diario como si no existieran, al menos en la provincia de Huelva, otras opciones que el marco ya existente desde hace más de veinticinco años.
Hace unos días almorzaba con un destacado interlocutor social, profundo conocedor del sector y actividad en que se desenvuelve, que regresaba de haber mantenido un encuentro con una representación de una de las formaciones políticas que se presentan a estas elecciones. Le pregunté intrigado por lo que habían tratado y la opinión que había sacado de ésta y otras reuniones con los candidatos en estas elecciones y su respuestas fue clara y contundente: “Toman muchas notas pero entender y conocer los problemas ya existentes, de eso bien poquito”, Fernando. Y no hace nada de tiempo, uno de los asistentes al programa de TVE ‘Tengo una pregunta para usted’, que no pudo en el transcurso del programa en directo hacerle la suya al presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, salió diciendo después haber tenido la oportunidad de hacérsela en Huelva, en el despacho del delegado provincial de la institución autonómica, que “de cochinos –me imagino que su interés estaba en conocer de la primera autoridad andaluza su opinión sobre los graves problemas que aquejan a todo el sector porcino, en suma a media sierra onubense- entiendo yo mucho más que el presidente”. Sobran, pues, los comentarios.
A lo mejor los políticos no lo estén percibiendo con la rigurosidad y seriedad que yo capto en la calle pero mi impresión es que, ante la que se ha venido encima en cuestión de semanas y lo que queda todavía por llegar, esta es una campaña en la que todos ellos están siendo examinados por los ciudadanos. Es una campaña en la que quien diga tonterías puede recibir un disgusto y un serio varapalo. O bien, incluso, como ya me ha apuntado alguien que, como ocurriera en las municipales y en los referéndum de Cataluña y Andalucía, el votante se quede en casa, en la playa o en el campo, si los días siguen tan primaverales o soleados como los de estas fechas. Por eso he querido repasar un poco los apuntes que tengo de las siete últimas consultas electorales, desde 1994 hasta la del 2004, y analizar el efecto que pueda tener para uno u otro partido el nivel de participación. Huelva como provincia se mueve en un arco que va desde una asistencia a votar baja del 62,61% en el año 94, en unas autonómicas que fueron en solitario, y el 75,64% de las generales del año 96, que superaron en casi dos puntos la participación del 2004 cerrada con un 73,95% final y con el mejor resultado histórico del PSOE en Huelva alcanzando, nada más y nada menos, que 154,579 votos, en generales, frente a los ridículos 84.173 votos del PP, que le hacía volver a los registros de mucho antes de la llegada de Pedro Rodríguez al escenario político provincial y casi a los tiempos en los que todavía en España no se le consideraba ni como una alternativa.
En la provincia de Huelva un punto en la participación, aproximadamente, vienen a ser casi 4.000 votos más a contar en el cómputo global. A mayor participación los escaños andaluces salen más caros para los partidos minoritarios y a menor participación, como ocurriera a Izquierda Unida en Huelva capital en las pasadas elecciones municipales, más posibilidades de contar con asientos de representación política. Así, por ejemplo, la coalición de Izquierda Unida logra en Huelva sus dos escaños en el año 94 y como decíamos antes con el nivel de participación más bajo de estas siete elecciones consultadas, aunque también es verdad que con unos apoyos –cuando su discurso se diferenciaba del PSOE, era un discurso propio- de 33.559 votantes. Resulta, pues, evidente que la participación en estas elecciones es uno de los datos más importante a analizar porque nos resultaría altamente llamativo que con el horizonte económico visualizado y hasta admitido ya, ¡por fin!, por el mismo Gobierno de Zapatero, el que más puede sufrir sus efectos opte por quedarse en casa y abstenerse sobre qué partido político y candidatos considera mejor preparados, con más capacidad de gestión y conocimiento, para salir de donde nos han metido en cuestión de cuatro días. A ver qué nos dicen, por tanto, unos y otros para convencernos y devolvernos también la confianza perdida y que tanto ha afectado al consumo, uno de los pilares sobre el que se había basado el mismo crecimiento económico de España.
Hace unos días almorzaba con un destacado interlocutor social, profundo conocedor del sector y actividad en que se desenvuelve, que regresaba de haber mantenido un encuentro con una representación de una de las formaciones políticas que se presentan a estas elecciones. Le pregunté intrigado por lo que habían tratado y la opinión que había sacado de ésta y otras reuniones con los candidatos en estas elecciones y su respuestas fue clara y contundente: “Toman muchas notas pero entender y conocer los problemas ya existentes, de eso bien poquito”, Fernando. Y no hace nada de tiempo, uno de los asistentes al programa de TVE ‘Tengo una pregunta para usted’, que no pudo en el transcurso del programa en directo hacerle la suya al presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, salió diciendo después haber tenido la oportunidad de hacérsela en Huelva, en el despacho del delegado provincial de la institución autonómica, que “de cochinos –me imagino que su interés estaba en conocer de la primera autoridad andaluza su opinión sobre los graves problemas que aquejan a todo el sector porcino, en suma a media sierra onubense- entiendo yo mucho más que el presidente”. Sobran, pues, los comentarios.
A lo mejor los políticos no lo estén percibiendo con la rigurosidad y seriedad que yo capto en la calle pero mi impresión es que, ante la que se ha venido encima en cuestión de semanas y lo que queda todavía por llegar, esta es una campaña en la que todos ellos están siendo examinados por los ciudadanos. Es una campaña en la que quien diga tonterías puede recibir un disgusto y un serio varapalo. O bien, incluso, como ya me ha apuntado alguien que, como ocurriera en las municipales y en los referéndum de Cataluña y Andalucía, el votante se quede en casa, en la playa o en el campo, si los días siguen tan primaverales o soleados como los de estas fechas. Por eso he querido repasar un poco los apuntes que tengo de las siete últimas consultas electorales, desde 1994 hasta la del 2004, y analizar el efecto que pueda tener para uno u otro partido el nivel de participación. Huelva como provincia se mueve en un arco que va desde una asistencia a votar baja del 62,61% en el año 94, en unas autonómicas que fueron en solitario, y el 75,64% de las generales del año 96, que superaron en casi dos puntos la participación del 2004 cerrada con un 73,95% final y con el mejor resultado histórico del PSOE en Huelva alcanzando, nada más y nada menos, que 154,579 votos, en generales, frente a los ridículos 84.173 votos del PP, que le hacía volver a los registros de mucho antes de la llegada de Pedro Rodríguez al escenario político provincial y casi a los tiempos en los que todavía en España no se le consideraba ni como una alternativa.
En la provincia de Huelva un punto en la participación, aproximadamente, vienen a ser casi 4.000 votos más a contar en el cómputo global. A mayor participación los escaños andaluces salen más caros para los partidos minoritarios y a menor participación, como ocurriera a Izquierda Unida en Huelva capital en las pasadas elecciones municipales, más posibilidades de contar con asientos de representación política. Así, por ejemplo, la coalición de Izquierda Unida logra en Huelva sus dos escaños en el año 94 y como decíamos antes con el nivel de participación más bajo de estas siete elecciones consultadas, aunque también es verdad que con unos apoyos –cuando su discurso se diferenciaba del PSOE, era un discurso propio- de 33.559 votantes. Resulta, pues, evidente que la participación en estas elecciones es uno de los datos más importante a analizar porque nos resultaría altamente llamativo que con el horizonte económico visualizado y hasta admitido ya, ¡por fin!, por el mismo Gobierno de Zapatero, el que más puede sufrir sus efectos opte por quedarse en casa y abstenerse sobre qué partido político y candidatos considera mejor preparados, con más capacidad de gestión y conocimiento, para salir de donde nos han metido en cuestión de cuatro días. A ver qué nos dicen, por tanto, unos y otros para convencernos y devolvernos también la confianza perdida y que tanto ha afectado al consumo, uno de los pilares sobre el que se había basado el mismo crecimiento económico de España.
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