domingo, 22 de julio de 2007

Viñedos del Condado ante la reforma de la OCM

Se quiera o no, en menos de un año, año entrará en vigor la reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) del Vino planteada por la Comisión Europea y ésta tendrá una enorme repercusión socio-económica y hasta medioambiental en la zona del Condado de Huelva, donde todavía hay cinco mil hectáreas de viñedos que conviven, muchos de ellos por el método tradicional y sin adaptarse a las nuevas formas de plantación, con otros cultivos con mayor nivel de rentabilidad (caso de la fresa). Es verdad que la reestructuración ya se hizo años atrás y que los viticultores que quedan, entre cooperativistas y empresarios independientes unos 2.500, tienen mayor implicación en los nuevos métodos de producción y se ha trabajado, en especial desde el lado cooperativo, en mejorar mucho al sector con la acertada acción comercial de la propia Denominación de Origen Condado de Huelva que preside un buen conocedor de este mundo como es Manuel Infantes.
Sin embargo nadie puede estar tranquilo ante lo que se avecina cuando la reforma hace una apuesta por la liberalización (en unos años los derechos de plantación, que hoy se cotizan en torno a los 2400 euros por hectáreas, no valdrán nada), el arranque de los viñedos con subvenciones que en el primer años podrían superar los 7.000 euros por hectáreas y se van a suprimir también las ayudas a la destilación del vino de alcohol en boca y el mosto. Además se van a flexibilizar las normas de crianza y quedarán establecidas nuevas clasificaciones para el vino: los comunes, con indicación geográfica protegida y, finalmente, con Denominación de Origen Protegida. Unas propuestas de este calado, teniendo en cuenta que la zona de viñedos del Condado no está enmarcada, precisamente, en el modelo de viticultura por la que apuesta la reforma, vinos de alta calidad que compitan con marca en un mercado totalmente liberalizado, es para preocupar muy seriamente puesto que puede llevarse de golpe todo un modelo socioeconómico de desarrollo en el Condado, de ahí que desde la misma Denominación de Origen y la Fundación Doñana 21 se trabaja ya en algo así como una declaración de cultivo a proteger en torno al propio Parque Nacional de Doñana.
Cuando llegan este tipo de reformas, que además llevan aparejadas dotaciones económicas para que se puedan acometer, siempre hay que bajar a analizar el interés último del viticultor, del que trabaja la tierra durante todo un año y hace número al final para ver si le compensan a o no los resultados obtenidos, un análisis legítimo en cualquier modelo económico empresarial no subvencionado y sometido a las pérdidas y ganancias de una cuenta de explotación. En este sentido, la rentabilidad por kilo de uva producida cada cosecha para los viticultores es bajísima en el Condado si la comparamos con otras zonas del país y menos mal que, como mínimo, con la actividad cooperativista se tiene asegurado que la producción no se queda en los viñedos, como por ejemplo ha pasado estos años en los campos onubenses con la naranja y empieza a pasar con las sandías. A mí, cuando he empezado a conocer y profundizar en este sector, me ha llamado poderosamente la atención que el kilo de uva se venga pagando a 0,18 céntimos media año (unas 30 pesetas) y que en zona como las del Priorato, en Tarragona, se alcance casi los 2 euros (unas 360 pesetas). Es verdad que allí se prima mucho la calidad del racimo y en el Condado, porque ha sido durante años, se sigue trabajando la cantidad de racimos por cepas y con ello se vende al peso. Pero es que aquí radica, al parecer, el objetivo de la reforma, bajar en cantidad y subir en calidad de los caldos europeos para que puedan competir en los mercados internacionales con los florecientes vinos australianos, surafricanos, chilenos o argentinos, muchas de cuyas marcas ya habrá degustado usted mismo en algún que otro restaurante a unos precios no muy elevados en razón a la calidad ofrecida.Estamos ante una reforma, por tanto, muy seria que coge al Condado de Huelva en una fase de transición en su modelo de producción, que no es tan primitivo como el de años atrás y donde se ha echado mucho dinero en la comercialización de los vinos para que no queden tantos excedentes, pero que ataca de manera directa una cultura empresarial no preparada para competir con marcas propias y prestigiadas en un mercado liberalizado. No sé cuánto le queda a Isaías Pérez Saldaña al frente de la Consejería de Agricultura –en los mentideros políticos se rumorea que Manuel Chaves hará cambios en su Gobierno de manera inminente- y es de todos conocidos que la Denominación de Origen del Condado de Huelva ha sido una de las más apoyadas durante su mandato con fuertes inyecciones de dinero para promoción de sus vinos. En los tiempos que vienen seguir contando con un político de Huelva comprometido en una Consejería que puede ser clave en esta reforma del Vino que llegará, que llegará de manera inevitable, tendría que ser una prioridad para los dirigentes socialistas porque el futuro de toda una comarca está en juego y no son estas unas palabras escritas a la ligera para cerrar un articulo. Y mi impresión es que estamos muy pocos preparados para lo que se nos viene encima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE ATREVIDA ES LA IGNORANCIA, Y QUE BIEN QUEDA UNO CHUPANDO EL CULO A ISAIAS PEREZ SALDAÑA.
PARA INFORMAR PRIMERO HAY QUE INFORMARSE.