domingo, 13 de abril de 2008

La opinión de los militantes del PP onubense

El lunes 21 de abril, en ocho días, los más de diez mil militantes del PP de Huelva van a tener la oportunidad de tomar posición en este interesante debate precongresual que se ha abierto a raíz de que de Esperanza Aguirre pidiera en público, y ante el propio Mariano Rajoy, que la cita de Valencia de este partido en el mes de junio sea una convocatoria abierta para abordar planteamientos ideológicos de esta formación, su modelo de estructuración orgánica y, a lo mejor, la oportunidad de elegir entre dos candidaturas a la dirección diferentes. En este lunes 21 de abril se va a proceder en aquellas localidades con derecho a contar con representantes en el congreso nacional de Valencia (que no son todas aquellos municipios, por cierto, en los que constan militantes y organización local) a elegir a tan sólo 36 de los más de 3.500 compromisarios que por elección a nivel global se elegirán también en todas las provincias españolas. Habrá otros cuatro más compromisarios que corresponden a los dos congresistas y al senador elegido el pasado 9 de marzo y un último puesto que corresponde al presidente provincial, todos ellos natos por formar parte de la Junta Directiva Nacional. Existe otro puesto que hubiera correspondido a Huelva al contar con alcaldía de ciudad con más de 50.000 habitantes pero este mismo puesto coincide con la figura del presidente provincial y, por lo tanto, hay un puesto que pierde Huelva en este conclave nacional porque no puede Pedro Rodríguez votar doble ni personarse doblemente como compromisario.
En estos días se ha levantado una inmensa polvareda que arranca en las tertulias mañaneras tras la lectura de las muchas opiniones expresadas en los periódicos y que prosigue luego en las páginas de internet, bien sea por las webs de los confidenciales o los muchos blogs que se han habilitado. Opiniones, además, para todos los gustos y de todos los colores porque los dos resultados que han obtenido los populares en Andalucía y en España, los dos con derrotas, permiten observar los resultados electorales, y con ello el futuro de los dos liderazgos, el de Rajoy y el de Arenas, tanto como si el vaso estuviera medio lleno o también medio vacío. La foto es la misma e inapelable: son dos derrotas, de Arenas la tercera en su carrera política en Andalucía, y de Rajoy la segunda en unas generales pero con los antecedentes de haber perdido gallegas, catalanas y vascas. El momento del PP es crucial por mucho que se haya intentado amortiguar internamente y desde la fuerza del aparato orgánico un efecto rupturista personal la misma noche del domingo 9 de marzo como creo que durante varias horas estuvo en la cabeza y en las conversaciones familiares del mismo Mariano Rajoy.
Hace dos años, con ocasión de la conferencia pronunciada en las charlas de EL MUNDO Huelva Noticias por Jaime Mayor Oreja, acudí como unas veinticuatro personas más a una cena privada con el dirigente popular en la que se encontraban los primeros dirigentes del PP de Huelva, miembros de la dirección de este periódico y un grupo de profesionales independientes de distintos sectores de la sociedad onubense. A mitad de la cena se abrió una animada charla y tras una reflexión que le formulé al destacado dirigente popular en torno a la posición del PP en Cataluña y en la negociación entablada por el Gobierno con el entorno etarra se propició un vivo y hasta tenso debate entre ambos que desembocó en el modelo de partido actual, donde las decisiones estaba en manos de unos pocos, y los posicionamientos ideológicos tan cerrados en cuestiones de derechos civiles que alejaban a la formación de la misma evolución de la sociedad española actual. Jaime Mayor Oreja no llegó ni a encender su puro ni yo retrocedí en un ápice en los planteamientos que quise exponer ante uno de los pilares que se sentaba con Mariano Rajoy cada lunes en Madrid, con lo cual termine siendo recriminado por algunos dirigentes locales del PP porque le “había dado la noche y la madrugada (ya que el debate se alargó casi hasta las tres y media de la mañana) a tan destacado europarlamentario”. Al margen de las enormes divergencias existentes, y que los mismos resultados obtenidos por el PP en Cataluña y País Vasco han venido a reafirma aún más mis pensamientos, lo que más me dejó preocupado de aquella cena es recorar lo mal que le había sentado a Jaime Mayor Oreja ver rebatidos sus argumentos por un señor de Huelva que no bajaba la guardia en ningún momento, incluso cuando él llegó a perder los papeles y el tono de voz, y su convenciniento total de que la estrategia política del PP se tenía que decidir por la cúpula para no que volviera a ocurrir lo mismo que “en la UCD”, partido del que el procedía en la rama democristiana. Este fantasma de que el hecho de debatir y hasta discrepar pueda suponer división, persigue todavía a muchos de los actuales líderes del PP y tal vez por ello, incluso antes de que hablen este lunes 21 de abril la militancia, ya hay quien promete apoyos incondicionales, como el mismo Javier Arenas desde Andalucía, a Rajoy y ese modelo de partido con decisiones que sólo comparte un reducido grupo de personas, una oligarquía cerrada que se auto defiende a si misma hasta para permanecer, tanto como años lleva el PSOE de gobierno en algunos lugares (leáse la misma Andalucía) con sus privilegios y prebendas en la oposición. Hace falta aire fresco en los populares porque este partido tiene mayoría de edad y la militancia, aunque desactivada por el escaso o nulo entrenamiento participativo que le han permitido en estos años, tiene todo el derecho a pensar, a hablar y a decidir. Nunca pensé hace años –cuando escribía de la renovación para abrirle camino a Pedro Rodríguez, allá por el año 1994, como candidato independiente a la alcaldía de Huelva en el anquilosado PP de Huelva- que en estos razonamientos tan elementales iba yo a coincidir en estos días con el mismísimo Alvarez Cascos o con algunos viejos militantes de la extinta Alianza Popular.

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