domingo, 6 de abril de 2008

Obstaculizar proyectos de inversión

Desde hace unos meses viene sobrevolando una nueva polémica en torno al proyecto que el grupo empresarial extremeño Gallardo quiere desarrollar para llevar desde el puerto de Huelva la descarga de crudo, como ya hace desde hace muchos años la compañía Cepsa, hasta la refinería que quiere construir en la localidad de Tierras de Barros, en Badajoz, casi al límite de la provincia onubense. Este oleoducto tendría que cruzar, como es lógico, muchos municipios de Huelva pues no existe otra posibilidad, por la localización de la citada refinería, que permita hacer llegar la materia prima desde nuestras instalaciones portuarias hasta esa ubicación. A lo mejor cabría otra, descartando la descarga en el Puerto de Huelva, y sería cruzando desde el puerto también industrial de la localidad portuguesa de Sinnes hasta Extremadura pero eso entraría en clara competencia con las instalaciones también de refino que empresas lusas tienen en dicha zona y no creo que las autoridades del vecino país quiera contribuir a debilitar el posicionamiento de empresas locales en un sector tan competitivo como el de las refinerías.
Quiero hacer constar, al escribir estas líneas, que no conozco en nada al citado Grupo Gallardo, aunque sí sé de su fortaleza empresarial y de su posicionamiento ya estable en la gestión de medios de comunicación, tanto en nuestra provincia como en otras de Andalucía y hasta pujando, como si de un grande del sector se tratara, por el control del gigante e histórico en nuestro país Grupo Zeta. Y que no es mi intención valorar peajes políticos ni segunda intenciones en la partida mediática-partidista que con tanto acierto han terminado por fraguar los socialistas. Eso que lo discutan los dirigentes de las tres formaciones políticas con representación parlamentaria si es que en algún aspecto le afecta en el eco de sus mensajes a través de los soportes informativos que este grupo pueda controlar. Me quiero quedar en el análisis, sólo y exclusivamente en el campo del mundo económico y empresarial porque una inversión de estas características tiene importantes repercusiones tanto en los futuros tráficos del Puerto de Huelva como en la propia infraestructura que habrá que hacerse, junto a su posterior mantenimiento, en este oleoducto.
Y es que en Huelva, como un resorte que casi funciona automáticamente, cada vez que surge una inversión de carácter industrial comienzan a agitarse los mismos argumentos, aunque la verdad se dicha que no en la misma proporción a veces. En los últimos meses se ha desarrollado por parte de Cepsa, para fortuna de nuestra provincia, una fuerte inversión en la construcción de una segunda refinería en los terrenos del polígono industrial de Palos de la Frontera, que conllevará, como es lógico, mucha más descarga de buques petroleros en los pantalanes del puerto, y nadie ha levantado ni una sola voz en contra. Empresas de gas natural han construido kilómetros y kilómetros de gaseoductos por la provincia de Huelva para trasladar el gas natural a muchos otros lugares de España y tampoco ha pasado nada. Y, sin embargo, con este proyecto se han producido movilizaciones y ya se están montando plataformas tanto en la misma tierra extremeña como en la nuestra y no acabo de encontrar las motivaciones técnicas que puedan oponerse a esta inversión y que, por el contrario, no se han dado en otros proyectos parecidos y casi con la misma posible incidencia medioambiental. Es como si se eligieran proyectos concretos en ocasiones para hacer banderas partidistas con las que introducirse en colectivos sociales favorables a determinadas tesis medioambientales creando alarmas muchas veces injustificadas. Oponerse por norma a inversiones empresariales, que además benefician al conjunto de la economía, que generar tráficos de productos en nuestro puerto, creación de puestos de trabajo y una mayor capacidad productiva cuando somos deficitarios en la generación de refino para el gasoil y la gasolina que necesitamos para conducir nuestros coches, pues la verdad que no lo acabo de entender muy bien. Huelva cuenta con una posición inmejorable, por la posición estratégica de su puerto, para convertirse en lugar de referencia privilegiado del sector energético español, si sumamos instalaciones de ciclo combinados, gasistas y de refino. ¿También vamos a dedicarnos ahora a bloquear este tremendo potencial?

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