domingo, 29 de julio de 2007

Fosfoyesos, una dura prueba de fuego

Seguimos inmersos en el debate ‘laberinto’ medioambiental de la Punta del Sebo intentando unos y otros encontrar la primera puerta de salida correcta, tal y como ya hemos escrito en esta misma esquina de páginas de EL MUNDO HUELVA NOTICIAS desde hace varias semanas. Y ya hemos empezado a escuchar y leer alguna que otra tontería, que si el problema no fuera del calado social que es en realidad pues podríamos hasta perdonar o eludir pero que dada la trascendencia de lo que anda en juego pues, al menos nosotros, no vamos a pasar por alto ni perdonar nada. Porque vamos a ver si todos nos enteramos y hablamos claro, por favor: aquí no está en juego, en estos momentos, el futuro de la empresa Fertiberia ni los dineros del señor Villar Mir, su principal accionista; aquí está en juego, hablando en plata (como reza un programa que me gusta seguir de Radio 5), el futuro de muchas familias de trabajadores y trabajadoras onubenses que hoy cuentan mensualmente con el sueldo y la estabilidad que le genera la actividad industrial de Fertiberia en Huelva, así como de otras dos empresas que de manera indirecta se verían afectadas por la paralización de la actividad industrial si se corta el vertido de los dichosos fosfoyesos (que hasta hace unos años se lanzaban por los caños directamente a la ría y al mar) en la zona de las marismas. A lo mejor, y no lo sé con pruebas, la que sí podría salir beneficiada de esta situación era la misma Fertiberia porque deslocalizaba la producción hacia países con menos costes de producción en el apartado de personal. No lo sé, insisto, ni me atrevo a levantar una acusación de este calado, pero de lo que no hay duda es de que el cierre de la factoría de Huelva sí afecta de manera directa y real a varios cientos de familias. De eso sí que no tengo duda alguna.Con la tremenda responsabilidad de que hablamos, escribimos y actuamos, al referirnos a los fosfoyesos y la sentencia dictada, de cientos de familias onubenses debemos todos aproximarnos a la situación generada. Que los fosfoyesos nunca, a lo mejor, debieron estar tan cerca de la capital era una decisión que tiene fecha procesal de hace muchos años, cuando el actual equipo de gobierno municipal del PP aterrizaba en el Ayuntamiento con el pláceme de Izquierda Unida (que no quiso gobernar con los socialistas), allá por el año 95, y no tenía como tiene ahora una voluntad formada de los problemas de la ciudad. Pues sí, no discuto que a lo mejor ahora, si le preguntan al alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, que hubiera hecho cuando le pusieron el sí o no a la licencia como un ‘la bolsa o la vida’, su opinión sería otra y ya desde ese mismo momento Fertiberia hubiera tenido que optar por otras alternativas. Si embargo no fue así y hemos llegado al momento, insisto, procesal de que tenemos ante nosotros una sentencia judicial, no firme puesto que será recurrida en Casación, que ha instado la Dirección General de Costas gobernada por el PSOE. Por qué se ha llegado hasta este extremo del litigio y si se han valorado o no por la administración autonómica, competente en Empleo, su repercusión, es una pregunta que no acaban de contestar en público y no sabemos si en privado a Luciano Gómez, líder sindicalista inquieto y activista de UGT en el sector industrial, los gobernantes socialistas con competencias en el conflicto. La entrada en este debate ‘laberinto’ medioambiental de la Punta de Sebo, que seguimos con enorme atención desde hace varias semanas, está ahí varado, esperando. Está muy bien que desde la FOE y desde la Cámara de Comercio de Huelva se reclame, como hemos dejado nosotros escrito, que los primeros responsables del PSOE y del PP, Javier Barrero y Pedro Rodríguez, se sienten a hablar –porque le va a los dos en el sueldo público que cobran, oiga, que se les paga por ello a los dos desde el erario público- y que hablen y hablen mucho de cómo colaborar institucionalmente para sacar los grandes proyectos de la provincia de Huelva adelante. Y que tienen que hablar de este tema de los fosfoyesos, pues que también que hablen. ¡Faltaría más! Lo que ocurre es que el procedimiento que activa el problema medioambiental, social y, posiblemente, de planteamiento urbanístico futuro de un territorio hoy industrial lo activa, o lo activan, desde despachos en manos de gobernantes socialistas y convendría que supiéramos todos el por qué y con que salida al futuro laboral de cientos de familias trabajadoras. Ellas, y no Fertiberia, ni la FOE, ni la Cámara, ni AIQB, son las que necesitan una primera explicación y, sobre todo, una solución. Eso es gobernar y gobernar bien cuando, como le ocurre al todopoderoso partido socialista en Huelva, maneja todos los resortes de poder, todas las decisiones administrativas. Resulta difícil de explicar que se coloque una espoleta de este tipo, se haga estallar judicialmente y que ahora nadie salga a dar explicaciones. Y Luciano Gómez, su hombre ante la industria, buscando culpables a diestro y siniestro y contradiciendo el mensaje y las propuestas atrevidas, de cierre ordenado de fábricas, expuesto desde Comisiones Obreras. Juro que no entiendo nada. Es preciso, por tanto, mayor claridad, absoluta transparencia informativa y que cuanto antes, porque es su responsabilidad como gobernantes, que las Administraciones del Estado y de la Junta de Andalucía nos digan hacía dónde nos quieren llevar. Desde luego, en esta primera fase del debate ‘laberinto’, no esperaba Pedro Rodríguez, desde el Ayuntamiento de Huelva, que fueran precisamente los socialistas – al entrar en el terreno movedizo de los fosfoyesos- los que le fueran iluminando el tortuoso e incierto camino en el que se había encerrado él, él solito y en campaña electoral, movido y asustado por las voces contadas de la doble Mesa de la Ría que aún subsiste.

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