lunes, 29 de octubre de 2007

La industria química, sin consejería que la defienda

El escenario socio-industrial-político que vivimos en Huelva no puede ser más esperpéntico e incongruente. Mientras Izquierda Unida, liderada por un antiguo sindicalista de la empresa auxiliar de las industrias químicas instaladas en la Punta del Sebo, el inquieto Pedro Jiménez, festeja con ‘garbanzada’ ya casi anual el que se pueda desalojar a las industrias de dicha zona, los sindicatos –bueno, de momento, UGT- con la Federación de Industrias y Afines que mueve Luciano Gómez y muchos comités de empresa de las distintas fábricas preparan ya para este próximo martes una nueva manifestación en defensa de la industria como inicio de un fuerte plan de movilizaciones. Es decir, que volvemos al escenario de hace tres años teniendo como pretexto la reciente y clarificadora sentencia a favor de Endesa que le va a permitir permanecer y desarrollar su actividad energética con la planta nueva de ciclo combinado –mucho más limpia que la anterior- en sus instalaciones del final de la Avenida Federico Montenegro.
Pero siendo este escenario nuevamente preocupante desde un punto de vista social, por la tremenda fractura que en la convivencia ciudadana comporta, mucho lo es más la titubeante, apática o intencionada actuación de la Administración autonómica a través de sus máximos representantes en la provincia. Luciano Gómez, como hombre del PSOE en el mundo sindical, apunta siempre para el mismo lado al afrontar el problema de futuro de la industria en Huelva porque se ha dado el tema de Endesa, hoy cerrado ya y que no afecta en nada a su supervivencia como empresa productiva ni a los puestos de trabajo, y está en elaboración el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de la capital y se olvida de que ha sido el Gobierno de España, el Gobierno Zapatero, el que ha puesto en jaque a las empresas con la sentencia movida por la Dirección General de Costas para que Fertiberia no pueda seguir vertiendo en las balsas de fosfoyesos, lo que pone en jaque a tres empresas más, y que también el Gobierno de España, en concreto el Ministerio de Industria, es quien tiene la solución para que la otra planta de Fertiberia en Palos pueda permanecer si logra un suministro de gas que le permita competir con los precios de otras empresas internacionales del sector. Resulta llamativo y ‘mosqueante’, no ya el silencio de las dos principales consejerías de la Junta, Innovación y Empleo, en todo esta grave situación que se presenta sino que sus dos máximos exponentes en la provincia, María José Rodríguez y Juan Márquez, ni tan siquiera asistieron hace unas semanas a la presentación de la Memoria Anual Económica de la Industria de Huelva ni ha solicitado ni una sola reunión con los representantes del sector industrial para conocer de primera mano lo que está en juego en estos momentos.
Luciano Gómez puede seguir apuntando al Ayuntamiento de Huelva, en su alocada carrera por ganarse un puesto en el escalafón político local, pero en los despachos ejecutivos de la industria química lo que más inquieta en estos días es la posición de descuelgue de las autoridades autonómicas como si todo el sector químico andaluz, que genera en el Campo de Gibraltar y en Huelva muchos puestos de trabajo, no resultara ya atractivo en el diseño de la Andalucía del futuro. Es más en el PADI, Plan Andaluz de Desarrollo Industrial, recientemente presentado, no hay ningún renglón, ningún apartado, en referencia a la actual industria química. Como si no existiera, como si no generara empleos, o en el peor de los casos, como si sus redactores, responsables autonómicos, no la considerara en sus planes de futuro. Desde luego, en Huelva, provincia cuya economía sigue sustentada principalmente por dicho sector, a las cifras exhibidas en la Memoria hecha pública hace unos días me remito, la delegada de la Consejería, María José Rodríguez, sólo parece interesada en cuestiones de carácter tecnológicos y el reparto de las subvenciones a las empresas amigas del ‘régimen’ socialista, pero ni ha hecho ni un gesto por conocer, visitar o sentarse a dialogar con los responsables del principal núcleo productivo provincial, tanto en facturación como en puestos de trabajo. Vamos, yo creo que ni se ha estudiado las cifras, ni tiene interés en verlas ni nadie le ha dicho desde más instancias de la Consejería que lo haga como un mínimo gesto político de apoyo al sector.
Va a hacer ahora unos 30 años que resido en Huelva, que como periodista he seguido la realidad cotidiana en sus más diversos aspectos y facetas, y puedo asegurar que no conozco ningún otro momento para el sector industrial químico más delicado que el actual. Y lo que me tiene atónito, perplejo, desconcertado es la ausencia de un liderazgo empresarial, social o político en la provincia que pueda tener capacidad de actuación para reconducir este rocambolesco escenario. La Asociación de Industrias Químicas y Básicas, que tiene su nacimiento como organización empresarial con protagonismo propio desde la segunda década de los 80, tiene ante sí un reto difícil y complicado y es verdad que en sus asientos de mando ya no están los mismos ejecutivos con peso pesado en sus respectivas industrias que antaño porque el modelo de dirección ha cambiado y hoy andan todos más preocupados de cumplir objetivos bajo parámetros establecidos desde la central que de diseñar estrategias de futuro para el sector. Sin embargo, por el propio bien de la economía provincial y por el propio bien de las mismas industrias y de sus trabajadores, alguien lo tendrá que hacer y llegar con fuerza, argumentos y razones al primer despacho de la Junta de Andalucía, al del presidente Manuel Chaves. Los números, los datos económicos, avalan que, al menos, se sepa qué se piensa en las Administraciones, Central Autonómica, en cuanto al futuro que puede deparar a todo este sector en la provincia de Huelva. El Puerto de Huelva, que siendo Genaro García Arreciado, mostró un tremendo interés por cuanto estaba ocurriendo, entre otros motivos porque le podía afectar a su misma cuenta de resultados económicos y planes de futuro, tiene que mostrarse mucho más inquieto puesto que su misma ausencia, al primer nivel, en la presentación de la Memoria Económica de este año también ha generado mayor grado de desconfianza y empieza a tomar cuerpo la idea de que todo este distanciamiento, desde las principales instancias socialistas de la provincia, responde más a una cuestión de diseño programático que a la mera casualidad. Luciano Gómez, para no perderse mucho en sus próximos movimientos, debería también preguntar en los cenáculos del PSOE si lo que hemos visto responde a un posicionamiento de fondo estudiado y meditado o la mera incompetencia de unos delegados de consejerías puramente incompetentes en las funciones asignadas. Pero hoy por hoy, la industria química, ante lo que viene, no tiene consejería ni administración pública que la defienda. Y esto es un hecho contrastado y evidente.

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