Desde que el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en traje de faena electoral (sin traje y descamisado), anunciará en abril, en el tramo final de los comicios municipales, que estaba en proyecto unir Huelva capital con Punta Umbría a través de tres puentes y pasando por el paraje protegido de Marismas del Odiel, sólo podemos elogiar y aplaudir la velocidad que este expediente de inversión, hasta hace unos meses ‘fantasma’, adquiere por día pues ya ha estado por aquí el redactor del proyecto y la consejera de Obras Públicas se desplazó expresamente esta pasada semana para informar ‘in situ’ a los alcaldes. Seguro que los presupuestos de la Comunidad del 2008 vendrá una importante partida económica y esto es algo que no tiene precedentes en la forma de tramitar ninguna otra administración pública en manos hoy del PSOE otros proyectos de inversión pública en la provincia de Huelva. El anuncio de Chaves, eso sí, valió que la alcaldía de Punta Umbría, como era el objetivo buscado en un principio, cayera de nuevo a manos de los socialistas después de una legislatura de estar regida por los populares y por el particular José Carlos Hernández Cansino.
No seré yo el que ponga ni una sola chinita a este proyecto porque cuando cae algo así del cielo, con 150 millones de euros de inversión mínima asegurada, lo que debemos es de dar gracias por tanta bondad y generosidad de los gobernantes. No voy a cuestionar el por qué de un trazado tanto extraño, atravesando el corazón del paraje de Marismas del Odiel porque para esto, dijo yo, ya están ahí el ‘Guito’ y sus amigos ‘verduscones’; ni tampoco la rocambolesca mezcla de autovía con tres puentes y un tren metropolitano porque a lo mejor en este inicio puede estar una futura reivindicación de una red de cercanías ferroviarias o hasta un metro, como el que le están haciendo a otras capitales andaluzas. Tampoco voy a cuestionar el grado de intensidad del tráfico en invierno entre los dos puntos que en realidad se unen, que es Huelva capital y la localidad de Punta Umbría pueblo (que no el Portil, que ya tiene la otra autovía directa por el antiguo puente) porque a ‘caballo regalado no se le mira el diente’, dice el refranero.
Ahora bien, a los gobernantes socialistas, y en especial a Manuel Chaves y Javier Barrero, si le tengo que preguntar por lo qué tiene Punta Umbría, la gran beneficiada, que no tengan otros pueblos de la provincia para una atención de máxima prioridad inversora, preferente y obligando a la consejera de Obras Públicas, creo que por primera vez en la historia de las administraciones, a cumplir en tiempo y fechas con lo prometido. Será, sin duda, el expediente que mayor velocidad tenga de despachos a despachos en la Consejería y no digamos también cuando llegue, con el obligado estudio e impacto ambiental, a la Consejería de Medio Ambiente. ¿Es que acaso Trigueros, Beas, Valverde, Zalamea, etc. no tienen el mismo derecho que Punta Umbría para que después de esperar años y años, con accidentes mortales en la Nacional 431, no se le tramite con la misma celeridad y eficacia el expediente inversor prometido en programas electorales socialistas y que fue motivo de movilizaciones y reivindicaciones sociales lideradas por el PSOE? ¿Merecen esos míseros 60.000 euros que aparecen en los Presupuestos Generales del Estado del 2008? ¿Qué tiene Puntas Umbría que no tengan ellos, digo yo? O también esos accesos a las playas del resto del litoral prometidas por la misma Junta de Andalucía desde que Aznar inaugura hace diez años la autovía Huelva-Ayamonte y de la que sólo vemos unos carteles publicitarios en Islantilla y Lepe y un buen cuidado movimiento aparente de tierras en una de las rotondas del segundón acceso a Lepe por la conexión con Villablanca. ¿Qué tiene Punta Umbría que no merezca Cartaya, Lepe, Isla Cristina, La Redondela o Ayamonte? Cuando hay eficacia, celeridad y dinero para una obra tan ‘sui generis’ como la plateada del tripuente, es que hay recursos, capacidad y también financiación de sobra para lo que se había anunciado electoralmente con anterioridad también se pueda cumplir. ¿O no? Me gustaría conocer como mero ciudadano de a pie, como contribuyente, unos argumentos que me convenciera del por qué un proyecto va más rápido que Alonso y otros se quedan aparcados fuera de la pista como hoy a muchos nos gustaría que se volviera a quedar el Hamilton ese…
Bueno, bueno, Punta Umbría sí tiene -¡qué mala memoria tengo yo a veces!- motivos de peso ya para que tenga ese trato preferencial. No, Gonzalo, no es que seas tu ya el alcalde, que no. Es que, es verdad, hay unos hoteles en fase final de construcción, de lo que me alegro porque a tesón ni cabezonería como empresario hotelero, no hay quien le gane a Alfredo y estoy seguro que ahora el nuevo Plan de Ordenación Urbana que estaba elaborando no tendrá problemas para que dicha ciudad pueda ser la que compita con Lepe en cuanto a la segunda población en importancia de la provincia detrás de la capital. Javier Barrero se sentó, no hay que olvidarlo, en el despacho del urbanismo como concejal y a todos nos gusta ver finalizada la obra que en su día se proyecto e ideó. Mira, Gonzalo, Alfredo, consejera Concepción y querido presidente Chaves, que si ahora por arte de magia, porque ya hay infraestructuras viarias y dotaciones, también aparecen en Punta Umbría los trece hoteles famosos de hace ocho años, que con tanta imaginación había proyectado Barrero con sus amigos. Entonces sí, entonces todo estaba justificado y bien que justificado. Punta Umbría, sus hoteles, su incremento de población, sus negocios y su prosperidad –más de unos que de otros- sí que tenían cosas que no tienen otros pueblos de la provincia. Y quien se lo va a discutir ya en esas fechas a un Barrero casi jubilado, tomando el sol frente al campo del golf y contemplando satisfecho, y con razón, la obra realizada. ¡Pa descubrirse y más porque hasta Manuel Chaves, y su buena voluntad de salvar la alcaldía de Punta Umbría, ha picado esta vez! Pero que listo es este tío… Listo, listo, listo. A ver si aprenden los del PP y cuando vengan Arenas, como un corredor sin destino, le hacen unos chistes mejores que los que siempre, como un disco rayado, cuenta cuando aparece por aquí en lo que le llaman campaña electoral. Campaña, sin chistes, la de Barrero y los suyos.
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