Ya empiezan a dibujarse las estrategias electorales de cada formación política de cara a las convocatorias de generales y autonómicas, presumiblemente conjuntas y en la primera semana de marzo ya que el 2008 el Domingo de Ramos se adelanta al 16 de marzo y no digamos los carnavales, que los tendremos para finales de enero. Como quien dice estamos en plena precampaña y con los movimientos internos para ir formando los equipos de campaña y los posibles candidatos que conformarán las listas al Congreso, Senado y Parlamento andaluz, con la particularidad de que en Andalucía, en esta ocasión, las candidaturas tienen que ser totalmente paritarias entre hombres y mujeres. En las informaciones que se filtran sobre sondeos o posibles movimientos de escaños, en lo que respecta a las elecciones generales, no se anuncia en Huelva ningún baile de escaños sobre los ya clásicos de tres diputados y tres senadores para los socialistas y otros dos y uno para los populares, en cada uno de las Cámaras. Donde parece que si hay movimientos, dependiendo de lo que cada partido logre, es en el Parlamento andaluz, de ahí que todas las provincias resulten claves en estos momentos porque, aparte de la victoria del PSOE de Manuel Chaves, dependiendo del resultado que se dé, también está en juego el ciclo político en el PP andaluz de Javier Arenas y con él de todo su equipo y su forma de dirigir dicha formación política, en directo o a distancia cuando fue ministro de los distintos Gobiernos de Aznar, desde hace también casi quince años.
En Huelva el mayor acierto de Javier Arenas, y no podría decir que fue un descubrimiento sólo suyo, fue el fichaje de Pedro Rodríguez como candidato a la alcaldía de la capital. Tal vez por ello ahora se agarra a la figura en solitario del alcalde de Huelva, a la vez presidente del partido a nivel provincial, para proyectar todos sus mensajes electorales, lo que hace a medio plazo –lo que queda hasta que se conozcan los resultados de esta doble convocatoria- que el destino de ambos dirigentes en el seno del PP andaluz y onubense vayan tremendamente unidos. A estas alturas, aunque los resultados de las municipales fueron los que fueron, nadie va a mover nada, salvo los descontentos personales que la confección definitiva de las listas puedan generar ya que hay que hacer descartes significativos si se quieren incorporar a los nuevos líderes con implantación territorial y dar un cierto aire de renovación. Además, en las autonómicas tienen que aparecer en el segundo y cuarto puestos mujeres como candidatas y eso todavía obligará más a desplazar a nombres ya clásicos durante estos años. Siempre quedará a más uno de uno el consuelo de que se le abra hueco en el cupo que por designación directa del Parlamento andaluz, y que no obligan ahora a tener que ser también parlamentario, tiene cada partido político en el Senado. Aparte, por supuesto, de los suculentos consejos de administración de las cajas de ahorros, Consejo de Administración de RTVA y Consejo Audiovisual Andaluz.
El reparto de escaños en la provincia de Huelva, en las elecciones autonómicas del 2004, fue tan catastrófico para el PP (tres de once representantes, por siete del PSOE y uno, milagroso, obtenido por el PA de Miguel Romero) que ahora cualquier remontada, ya en circunstancias normales, no debe ser tan difícil. Cuatro escaños, como mínimo, es el resultado de partida y cinco el ideal porque ello puede suponer, en el contexto andaluz, la pérdida de la mayoría absoluta de los socialistas y con ello el triunfo moral y la prórroga por otros cuatro años para el propio Javier Arenas. La incógnita es la coalición de Izquierda Unida, que es quien tiene más posibilidades que el propio PP de quitar un escaño al PSOE en Huelva, ya que la subida en uno de los populares tiene que venir, por pura lógica, del que pierda el Partido Andalucista. Un triunfo de Arenas en Andalucía es casi milagroso y ya menos un triunfo por mayoría absoluta, con lo cual su único resultado posible, y el mejor entre los peores, es lograr que al menos Manuel Chaves no vuelva a gobernar tan cómodamente y como ocurre, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Sevilla, tenga que gobernar con las impertinencias e imposiciones de la coalición de Izquierda Unida y ese conglomerado de siglas y dirigentes tan particulares. Si en Huelva, Izquierda Unida quita ese escaño al PSOE y el PP logra recuperar los cuatro representantes ya consolidados en otras elecciones, pues había al menos una cierta sorpresa la noche de estas elecciones, que sería buenísima para el propio PP si Rajoy en el resto de España lograr recuperar el Gobierno de la Nación, el Gobierno de España.
No son unas elecciones cualquiera, sino unas elecciones muy importantes. En especial, como decía antes, para Javier Arenas y el propio Pedro Rodríguez en Huelva porque unos malos resultados abrirían todos los melones en las distintas direcciones de los populares y el coletazo de esta crisis también llegaría a Huelva porque hay mucha presión contenida desde hace meses. No creo que se vaya a dar un mal resultado para los populares ni en España ni tal vez en Andalucía porque su electorado está muy fiel y tienen conciencia de lo mucho que hay en juego. La duda es saber la capacidad de movilización de los socialistas, cuya maquinaria, cuando se pone en marcha, es una auténtica apisonadora y hasta la escasa participación, como ocurrió en las últimas municipales, le termina pasando una escasa factura porque en los municipios pequeños se mueven a su antojo y sin ningún control del resto de los partidos políticos por la nula o mínima presencia de la que hacen gala éstos. La batalla, aunque Arenas venga muchos a los grandes municipios de la provincia, donde tendría sentido disputarla es en los lugares donde, precisamente, nunca gana el PP, ya que de ganar un voto éste tendría un valor doble, el que suma a las siglas populares pero, a la vez, el que resta a los socialistas para que puedan perder ese séptimo escaño en Huelva, que en el cómputo global andaluz puede ser o no la mayoría absoluta en el Parlamento. Cuando veamos a Arenas por Encinasola, Hinojales, Nerva, etc., y acompañado por una militancia local más activa, entonces volveríamos a tener algo más de confianza en que él mismo no quiere poner el punto y final a su ciclo como político en Andalucía.
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