domingo, 27 de enero de 2008

Demasiada tensión en el PP para el día después

A los que conocemos la forma de actuar cada partido político en Huelva, fruto de la experiencia acumulada en estos casi 30 años de profesión periodística siguiendo el acontecer onubense, no nos ha cogido de sorpresa la lista final de candidatos al Congreso, Senado y Parlamento andaluz que ha terminado confeccionando el Partido Popular. Como también conocemos que estos movimientos que se dan de puertas de para dentro tienen, al final, poca repercusión global en los resultados de cada formación traducido ya el número de votos a escaños, salvo que las diferencias en el reparto del último estén muy ajustadas y eso, hoy por hoy, es muy difícil de predecir porque, como decíamos la semana pasada, todavía nos quedan muchos sustos de la economía –y esperemos que no del terrorismo- por recibir de aquí al día 9 de marzo. Fue el lunes pasado escribir en esta columna de los sustos que la bolsas podrían generar a muchas familias que tienen sus ahorros ahí situados y ya hemos visto los sube y baja, de auténtico crac bursátil, que se han producido en estos siete días.
En clave interna, desde luego, las listas han dejado serios descontentos en Lepe y Moguer, dos municipios triunfadores en las elecciones del 27 de mayo pasado y con alcaldes que por primera vez se han alzado con mayoría absoluta, como sorpresa entre la militancia de la capital porque sólo figura en las mismas una persona, precisamente el alcalde Pedro Rodríguez, siendo como es la población que más apoyos aporta -por encima del 35%- al total de votantes que en cómputo total obtienen los populares en la provincia. Todos en el PP conocen la forma en que este partido se hace la elaboración de las listas aunque luego se refrende, para dar una cierta apariencia orgánica, por unas Juntas Electorales Provincial, Regionales y Nacionales. El sistema es puramente dedocrático en el seno de una oligarquía reducida de dirigentes que se auto alimentan en sus lealtades y fidelidades a costa de esta obediencia ciega de los que quieran ir aspirando a estar en puestos relevantes de representación. Al margen de que yo considere que este es un sistema que propicia poca vitalidad colectiva, elevado porcentaje de equivocaciones en las decisiones (al ser unipersonales y no democráticas) y que el modelo bloquea procesos de renovación y de entrada de nuevos dirigentes, con lo cual propicia mucho la mediocridad, los únicos que tienen la posibilidad de cambiar esta forma de hacer política en clave interna son los propios militantes de este partido. A los demás, nos queda la posibilidad externa de hacerles reflexionar y de no darle muchos golpes no vaya a ser que la única alternativa al régimen cada mes más consolidado del PSOE también se caiga en esta provincia y volvamos a los tiempos de la larga travesía del desierto político tras la desmembración de la UCD en el año 82.
En esta compleja personalidad de los populares en cuanto a su forma de confeccionar las listas electorales, desde luego, podríamos encontrarnos con algún destello de generosidad por parte de aquellos a los que el paso del tiempo le demanda, por pura lógica de la vida, abrir el paso a otras generaciones. Pero ni eso. Como ya escribíamos, Marquinez, en esta ocasión, no ha librado ningún movimiento desde Madrid porque tiene asegurada la pensión como excongresistas al cien por cien. En esa línea esperaban algunos que se comportara Matías Conde, tanto porque ya se encuentra con una incapacidad aboral desde hace muchos años como porque hace nada le dio su enfermedad algún que otros susto de los que, a veces, no perdonan. Y eso que el viejo dirigente y antiguo amigo tiene un puesto asegurado para entretenerse y ganar unos euros, vía dietas desplazamientos, en el Consejo de Administración de Cajasol y en varias de sus empresas participadas. Apretar como ha apretado a Arenas Pedro Rodríguez (con lo que todos sabemos lo que opina de esta etapa en el PP de Huelva) para ir, cuando menos en las listas del Senado y colocando él mismo a dos acompañantes de poca notoriedad, es de una ambición desmedida que puede terminar pagando, como ya le ocurriera a Arturo Esteban, con el castigo de que muchos votantes del PP, entre militancia y simpatizantes, no pongan la cruz en la casilla de su nombre y sí en la de los otros dos candidatos populares. De no haber ido Matías Conde al Senado estoy completamente seguro de que la confección de las listas hubiera permitido otras combinaciones, pese a las limitaciones del efecto ‘cremallera’ (hombre/mujer o mujer/hombre), y que los alcaldes de Lepe y Moguer, Manuel Andrés González y Juanjo Volante, estarían en lugares de preferencia para sumar esos cientos de votos que pueden resultar clave en el reparto final del último escaño en la provincia de Huelva. Han decidido lo que han decidido y sólo Arenas y Pedro Rodríguez saben los condicionantes de sus decisiones, como ya sabrán la malísima acogida que en Lepe y en Moguer han tenido tanto los modos como la forma de hacer listas electorales a última hora.
Más de uno se preguntará si todo esto puede tener un efecto añadido de cara al próximo congreso provincial de los populares y debo aclararle al lector que en este partido los procesos de cambios, salvo situaciones de crisis o fracaso importante el día 9 de marzo, bien en la provincia, Andalucía o España, que arranque una valiente decisión de dimisión como forma de asumir las responsabilidades de un mal resultado, se producen de arriba abajo. Primero habrá que saber qué pasará con Rajoy y su equipo, luego con Arenas y el suyo y, finalmente, en Huelva pues Pedro Rodríguez cederá gustoso el testigo del partido a quien lo quiera coger (visto que no es lo suyo), siempre y cuando haya alguien con capacidad de asegurarle una mínima estabilidad económica con la subvención que las instituciones otorgan y que se pactan entre partidos intercambiando cromos (yo te doy en el Ayuntamiento y tu mes das en la Diputación, sino me das en el Ayuntamiento pues tampoco te doy en la Diputación). Y hoy lo que existe es una sede maravillosa de los socialistas en un chalet del Conquero (lugar de preferencia de la pequeña burguesía onubense) y el PP una oficina pequeña alquilada que cuesta pagar en muchos de los meses. Con estos cimientos de cada partido, su forma de hacer política internamente y de vertebrarse socialmente, para contar con apoyos y la personalidad de cada uno de sus dirigentes, pues no es nada extraño cuanto ocurra el día 9 esta provincia.

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