lunes, 5 de mayo de 2008

Todo apunta a la continuidad de Barrero

Comentaba ayer en la columna que los populares, tanto a nivel nacional, regional como provincial, tendrán que hallar a su Rodríguez Zapatero si triunfa en el Congreso de Valencia la propuesta de primarias para elegir a los candidatos donde se esté en oposición e, incluso, los principales cargos orgánicos. Es mucho aventurar que una ventana tan amplia de aire fresco se abra en este PP encorsetado y mediatizado por los miedos y las luchas que hace más de veinticinco años se vivieron en la Unión de Centro Democrático y que terminaron con una formación que de la noche a la mañana pasó de gobernar en minoría a apenas contar con un grupo reducido de diputados y senadores. Pero eran otros tiempos y otro momento de la democracia española. Hoy los populares cuentan con un suelo muy sólido de electorado que le ha acompañado en situaciones difíciles en los últimos años y que hasta en este 9 de marzo se ha logrado incrementar. El problema es que los socialistas han sabido encontrar nuevos sectores, colectivos sociales y bolsas de votantes (en Cataluña y País Vasco) descontentas y han sabido incorporarla a su proyecto político en un modelo de Estado que a algunos no nos gusta nada pero que otra parte de la ciudadanía, que suma más apoyos, considera hoy por hoy posible, viable y que no asusta ni perturba.
Estoy convencido de que el PSOE de Rodríguez Zapatero de los próximos años va a evolucionar de nuevo a espacios más centristas que con su propio proceso precongresual tan mal llevado por el propio Rajoy, con sus salidas de tono de hace unos días, el propio PP parece haber descuidado. De cómo hagan los deberes los compromisarios populares en los próximos meses dependerá mucho la consolidación o deterioro progresivo del mismo PSOE si la situación económica, como todos los factores indican, se acentúa con la gravedad y el deterioro que los mismos gobernantes, como ya hemos contado la semana pasada, han empezado por reconocer aunque con la calificación ‘sui generis’ de la desaceleración del crecimiento, que viene a ser como llamarle al trasvase de agua del Ebro a Barcelona pues una mera conducción de agua. El electorado español, hasta ahora, siempre ha terminando castigando a aquellos políticos que les mienten y que quieren ir contra corriente de lo que piensa la mayoría. A Aznar le pasó con la guerra, que no era guerra sino una misión humanitaria para él y su gobierno, y a Rodríguez Zapatero y al mismo Manuel Chaves, que esta semana, apenas unos meses de haber aprobado unos presupuestos para el año 2008 para Andalucía con cifras distintas, ya ha rectificado su previsión de crecimiento en un punto menos. Y corto, muy corto se han quedado en la Consejería de Economía si no hay una reacción efectiva y concertada con la banca, como ha ya hecho Inglaterra, en cuestión de unas semanas.
En este contexto, los socialistas también han puesto en marcha su proceso electoral interno, que al contrario que ocurre en el PP, que va de arriba abajo, en los socialistas, se procede de abajo a arriba. Ya hay convocado comités provinciales para elegir a los delegados del Congreso nacional y regional y en unos días, y a través de su estructura mediática propia, Javier Barrero, anunciará lo que piensa hacer. Nadie le cuestiona internamente, y ya ni tan siquiera a nivel regional las diferencias que en su momento pudieron darse con Manuel Chaves, empañan los buenos resultados que ha ido obteniendo en Huelva en las últimas elecciones. Sus momentos críticos fueron en las generales y autonómicas del 2000, de ahí que en el 2001 diseñaran un asalto al medio que, según ellos, le habría hecho el roto (con buen resultado, por cierto), y más tarde en las municipales del 2003. De ahí para adelante todo ha sido un paseo de rosas para el PSOE de Huelva que incluso se ha permitido ir renovando estructuras y cargos, aupando a los más fieles hasta sitio que ni ellos mismos pensaban hace unos años cuando aguantaban carros y carretas en los incómodos sillones municipales del Ayuntamiento de Huelva. Basta ver el salto de la que fuera concejal María José Rodríguez de delegada provincial de una consejería a, nada más y nada menos, que senadora por designación directa del Parlamento andaluz. O el mismo Pepe Juan Díaz Trillo, de portavoz de la oposición en dos legislaturas seguidas a flamante parlamentario andaluz, miembro del Consejo de Administración de Cajasol (y uno de los pocos que por Huelva pueden seguir en las próximas elecciones, ya que caerán Mario Jiménez y José Cejudo) y presidente del paraje Marismas del Odiel. Pocos quedan de la mesa camilla por dejar bien situado y hasta los que se apuntaron a la guardia pretoriana de Javier en los últimos años se han visto recompensados con los recientes nombramientos. Conozco a pocos políticos, casi ninguno diría, que ostentando tanto y tanto poder y con tanta y tanta paz interior, vayan a ceder los trastos por su propia cuenta. Y a Javier se le puede calificar de muchas maneras, pero les puedo asegurar que no tiene ni un pelo de ‘tonto’. Tiene reino seguro por otros tres años más y quiere lograr como trofeo la alcaldía de Huelva a ese candidato/a independiente que andan buscando y sondeando.

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