Nada es igual a las anteriores en la temporada estival en el litoral onubense. Ni la climatología –con unos meses de julio lo que llevamos de agosto sin ese calor sofocante de otros años- ni tampoco el flujo vacacional que genera un movimiento económico muy importante en todo el litoral y del que viven luego todo el año pues miles y miles de economía domésticas. Los pequeños negocios, muchos de ellos de carácter familiar, que se montan para los meses de verano sirven luego para aguantar el resto del año y las quejas y lamentos están a la orden del día nada más te acerca a los promotores del mismo con la intención periodística de preguntar por cómo va la cosa este año. Ellos mismos, con mucho humor, han bautizado ya esta temporada estival como la de las tres ‘P’. Pipas, paseo y playa. Vamos, que los veraneantes que han venido en estos meses, están gastando lo que se dice poquito y, para colmo, hay mucha menos gente que en otros veranos, pero bastante menos al decir de los que están en contacto con el transcurrir diario de las ventas de cara al público.
En la economía los momentos de crisis se ven venir casi siempre por la ralentización del consumo. No hay duda de que con la subida de los tipos de interés, tanto en Europa como Estados Unidos, se buscaba lo que los estudiosos dicen ‘un aterrizaje suave’ y ya lo que nos estamos encontrando, a medir por lo que dice la calle, es un parón en toda regla que a buen seguro irán revelando los datos macroeconómicos en los próximos meses, tal y como en este mismo mes de julio ya lo ha apuntado la bajada del IPC hasta una media anual del 2,2%. Nada tiene que ver esto con los titulares de estos días en todos los medios de comunicación en torno a la bajada de las bolsas mundiales arrastradas por la inquietud generada en Estados Unidos por la bancarrota de algunas entidades de crédito de la hipotecas basuras ni con la inyección de cientos de millones de euros, dólares y yenes al sistema interbancario por los bancos centrales de las tres principales economías mundiales para devolver tranquilidad a los mercados del dinero en estos días. Es cierto que la economía global va por un lado y por otro la economía familiar, aunque la segunda detecta con asombrosa capacidad los momentos de crisis y se repliega con tanta destreza como prontitud.
Y eso creo que es lo ha ocurrido este verano en todo el litoral onubense. Son muchas las familias que viven, como escribíamos al principio, del flujo económico de los veranos y al resentirse el consumo por la propia subida del tipo de interés y por la necesidad de muchas familias de guardar los ahorrillos para cubrir las hipotecas todo el amplio mundo del sector turístico, desde el hostelero, alquileres familiares, establecimientos hoteleros, comercios hasta el mismo del turismo residencial, se ha visto perjudicado de manera notable, posiblemente también incrementado por esta climatología suave en cuanto a las temperaturas de estos dos meses queda nada tienen que ver con las olas de calor de los últimos años. Los directores de oficinas bancarias comentan estos días que solo hacen tramitar ampliaciones de la hipotecas para aunar en las mismas otros créditos aumentando, a la vez, los años de amortización de las mismas y no digamos nada de los agentes inmobiliarios o de los vendedores de grandes promotoras, que de mantener una media de 100 ventas al mes en estos dos meses han pasado a no cubrir ni 10 de media, con la lógica incertidumbre de las empresas del sector que ya optan por construir menos o vender el suelo disponible a quienes puedan aguantar bancariamente con más facilidad los tiempos que se avecinan.
En Huelva, curiosamente, nadie ha levantado todavía la voz de alarma ni desde quienes tienen la responsabilidad de gobierno se apuntan medidas ante lo que se avecina. Una economía como
Con un panorama que mi, al menos, no me gusta nada de nada y que pinta bastante mal sería conveniente que los agentes económicos de la provincia, nada más volver de vacaciones, mantengan cuantas reuniones hagan falta porque tenemos ante nosotros un temporal económico que habrá que capear agarrándose con todas las fuerzas a los sectores que menos puedan verse afectados y que más dinamismo empresarial puedan en estos tiempos nuevos generar. Desde luego el sector servicios, y en él todo lo que engloba la economía de la temporada estival en el litoral, que es mucha y muy variada y personalizada en pequeñas y medianas empresas y autónomos, ya está tocado porque más que un aterrizaje suave lo de este verano en Huelva ha sido un auténtico parón en seco. Pregunten ustedes mismos y verán lo que les dicen los dueños de los negocios en el litoral onubense y saque sus propias conclusiones, como yo mismo, sin ser nada experto, he querido hacer desde esta esquina dominical de página.
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