domingo, 7 de octubre de 2007

Tiempos en Huelva de mucha confusión e incertidumbres

Decía hace unos días el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, en el transcurso de la presentación de un libro, que en España se “viven tiempos de deslealtades”. Yo me atrevería a decir, en clave local, que en “Huelva se viven tiempos de confusión” y que esta enorme confusión dibuja un futuro incierto y con mucha oscuridad en el horizonte. Cada día que pasa entiendo menos determinadas actitudes y hecho en falta esa capacidad de liderazgo social y político que pueda agrupar voluntades y agrupar esfuerzos. Porque ya se ha comunicado el cierre de la planta de Fertiberia en Palos de la Frontera, justificada según la empresa por el elevado precio del gas natural, y es casi seguro que en unos meses se tendrá que parar la actividad productiva en la otra planta de esta misma compañía en la Punta del Sebo, en cumplimiento de la sentencia de los fosfoyesos que impulsada por la Dirección General de Costas en manos del Gobierno socialista impide más vertidos en las marismas, y eso provocará, como también ha anunciado oportunamente la Asociación de Industrias Químicas y Básicas (AIQB), un efecto dominó en torno al futuro de Rhodia y Foret y no vemos que las administraciones con responsabilidad directa sobre el empleo y la industria, las dos gobernadas por el PSOE, la Central y Autonómicas hayan puesto encima de la mesa a los agentes sociales y empresariales ninguna alternativa. Y eso que el mes de septiembre del 2007, en comparación con el mismo mes del año anterior, arroja un incremento de más de un 10% en el número de desempleados, cifras que se han intentado solapar, para engañar con alevosía y premeditación, con los datos del mes de agosto y no, como tendría que ser, con el mismo mes pero del año anterior.
A finales de agosto, en la esquina de esta página que EL MUNDO Huelva Noticias me concede los domingos y lunes de cada semana, escribía, ante el panorama económico que la economía doméstica había adelantado este verano, que había llegado el momento de los agentes sociales y empresariales. Y sigo a estas alturas esperando una respuesta común de todos ellos y no tan sólo la voz solitaria del presidente de la FOE y de la Cámara de Comercio, Antonio Ponce, o de el de AIQB, Gerardo Rojas, pronosticando que un “buen bocado de la industria onubense corre cierto peligro de desaparecer”. UGT, y no sólo por la voz ya cansina de Luciano Gómez, tiene que definir sus posiciones y reclamar con mayor valentía una posición más activa de las administraciones en manos socialistas porque no estamos, como ellos lo quieren plantear en una discusión entre PSOE y PP sobre el planeamiento urbanístico de la Punta del Sebo, sino ante unas decisiones empresariales ya adoptadas por necesidad y otra por obligación jurídica que nada tienen que ver con el futuro de la zona de la Punta del Sebo. Y Comisiones Obreras, que está unida al discurso contradictorio de Izquierda Unida entre medio ambiente y empleo, debe adoptar una postura mucho más contundente ante lo que todo el mundo venimos observando.
Para colmo de análisis desenfocados ante el momento actual, el último de Javier Barrero ha sido ya de campeonato al anunciar que “si se produce la macha de Fertiberia –lo cual ya es un hecho-, esto es una nueva Delphi, lo solucionaremos como si fuera Delphi”. Es decir, a la vista de cómo han ido ocurriendo los hechos en la provincia de Cádiz, negociando un cierre ordenado de la factoría, cobrando los trabajadores las indemnizaciones pactadas, en parte por la aportación de dinero público, pero quedando la mayoría de los empleados de esta factoría en las listas del paro hasta el punto de que hace unos días fue noticias la bronca que le formaron a dos consejeros de la Junta de visita en Cádiz mientras el mismo presidente de la Junta, Manuel Chaves, salía por patas del lugar el cariz violento que adquirían los acontecimientos. Por ello, Javier, no nos anuncie una nueva Delphi sino la llegada a Huelva de empresas que generen empleos alternativos a los que se puedan destruir o más inversiones públicas que las raquíticas y ridículas que con tu voto y el de los representantes del PSOE de Huelva se van a aprobar en los presupuestos generales del año 2008.
La economía de una provincia, evidentemente, no puede ser una foto fija porque las circunstancias son cambiantes, como los ciclos económicos de cada sector. Lo que no puede ocurrirle a quienes tienen responsabilidades de gobierno es que los cambios de esta foto fija les coja desprevenidos, sin alternativas, sin recursos y sin ideas. En la provincia de Huelva ya empieza a ser muchas las voces que se alzan ante la mediocridad y falta de compromiso público de la clase política actual, a la que se une esta testarudez obsesiva por dejarse escapar activos tan importantes en toda democracia como es el diálogo y el consenso. La conjunción de todos estos factores es lo que nos deja cada día más confundidos porque no es lógica las reacciones que se están produciendo ante los anuncios tan relevantes que para la economía provincia se vienen dando. Dejar caer un sector tan básico en la provincia como el industrial, sin presentar alternativas y teniendo que escuchar tantas y tantas tonterías, no tiene mucha explicación y en cualquier otro sitio provocaría una reacción al unísono de todas las fuerzas políticas, sociales y empresariales. Aquí no, aquí lo frivolizamos en torno a un debate sentimental y nostálgico de la recuperación futura de un territorio. Inaudito. Pero cierto Y lo que es peor pocos apuntan lo que se debe hacer para salvar los puestos de trabajo en un sector que tiene un valor de producción de 6.251 millones de euros y un efecto directo, indirecto o inducido en la provincia de 15.141 trabajadores. Un tercio de estos puede estar en peligro real de irse al paro en los próximos meses y seguimos vanagloriando de la ‘luz’ de Huelva (mañana hablaremos del momento también que vive el sector turístico) y de que ya no tenemos un proyecto de aeropuerto sino hasta dos. De chiste si no fuera por la gravedad de lo que se nos avecina en los próximos meses.

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