Tal vez porque no tenía otras salidas honrosas, al menos, en esta ocasión, se ha mostrado como un político inteligente y práctico. Forzar ir en Sevilla, para asegurarse el escaño que con toda seguridad da siempre esta provincia a Izquierda Unida, era enfrentarse abiertamente con toda la organización y las bases de esta coalición en dicho territorio y aceptar volver a Huelva, donde lo tiene difícil para poder sentarse en el Parlamento andaluz, suponía celebrar una asamblea regional en son de paz, hasta con sonrisas en el rostro para ser captada por los compañeros gráficos, y algo también muy importante mantener su cabeza de cartel como candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía frente a Manuel Chaves, Javier Arenas y Julián Alvarez, lo que le garantiza un seguimiento mediático preferente a lo largo de la campaña electoral.
Y una cosa también muy importante y que Diego Valderas conoce, a tenor de los sondeos que se hacen y de los que se filtran a los medios de comunicación sólo aquello que interesa a cada cual, el PSOE tiene su mayoría absoluta colgada de un hilo y en claro descenso en línea con el aumento de inflación y de las cifras de desempleados. El escaño de Huelva, que Izquierda Unida, lo puede alcanzar sumando unos pocos cientos de votos nada más a los que tradicionalmente ya tiene, puede resultar a noche electoral decisivo para un nuevo mapa político en Andalucía. Toda la estrategia de los últimos ocho años de la coalición de Izquierda Unida, cortando todos los vínculos con los populares, se ha basado en acercar posturas con el PSOE, vía Ayuntamiento, y desde el 2004 como sostén parlamentario del Gobierno de Rodríguez Zapatero, para que un aumento de presencia institucional le permita gobernar en coalición con los socialistas. Y uno de los gobiernos autonómicos marcados por la coalición como prioritarios es el de Andalucía, para lo cual es necesario que el PSOE pierda su holgada mayoría absoluta y que, además, no pueda contar con los andalucistas nunca como complemento, como ya pasó en legislaturas anteriores. La caída del Partido Andalucista, aunque ahora cuente con la suma del PSA de Pedro Pacheco, en lo que han dado en llamar Coalición Andalucistas, es una de las pocas cosas en que todas las encuestas coinciden, por lo que lo único que le queda a Izquierda Unida ahora es que los socialistas sigan bajando y necesiten de sus apoyos parlamentarios para gobernar. Para que esto sea posible, la coalición que ya lidera de manera formal Diego Valderas requiere sumar diputados autonómicos en todas las provincias, incluida Huelva, porque precisamente aquí es donde los socialistas lograron los mejores resultados de toda Andalucía y se alzaron, nada más y nada menos, de siete de los once parlamentarios que estaban en juego.
En el aire, por tanto, estará en Huelva, ya de entrada, el escaño que con toda seguridad perderán los andalucistas. Un diputado que, como mínimo, debe caer para los populares porque lo del 2004, quedándose tan sólo con tres de once representantes, fue excepcional y por las circunstancias que se dieron con el atentado de Madrid. Subir a cuatro es, por tanto, lo razonable y lo que todos en el PP esperan. Ahora bien, si la única incidencia electoral de la noche del 9 de marzo es ésta, pues mal vamos porque los socialistas seguirían con otros siete diputados por Huelva y, con toda seguridad, con otra amplia mayoría en la cámara andaluza. Cualquier opción de la coalición de Izquierda Unida para gobernar con los socialistas pasa por arrebatarle ese séptimo escaño en la provincia de Huelva y ese objetivo, como razonábamos en un anterior artículo en esta esquina de página, le corresponde asumirlo como propio a Diego Valderas porque él ha sido el que ha doblegado a su militancia en Bollullos y en Valverde, principalmente, a aguantar cosas que tienen difícil explicación. Me apena, por ello, que uno de los perjudicados del paso dado por el dirigente bollullero sea su compañero de localidad y amigo, Francisco Javier Camacho, porque al pasar como segundo en la lista por Huelva sus opciones de sentarse en el Parlamento andaluz son ya muy remotas.
Bienvenido sea, pues, el señor Valderas a Huelva otra vez. Era lo lógico y así se lo decíamos hace unos días y pensamos que con su presencia gana la campaña electoral porque vamos a tener a un peso pesado de la política regional, con amplio seguimiento mediático esos días, pronunciándose sobre cuestiones que afectan a la provincia. Ya nos contará, por ejemplo, si acompaña a sus compañeros de Comisiones Obreras con UGT en la manifestación por la industria o a los de la Mesa por la ría en otra garbanzada para que las empresas cierren, como otros muchos asuntos de actualidad rabiosa en los que la coalición que representa anda navegando en dos aguas y a veces contradictorias. Y nos queda, por último, que los socialistas se decidan por el cabeza de lista de las autonómicas. Isaías Pérez Saldaña se lo está gastando en papel impreso, de eso no hay duda cada día cuando se ojean los periódicos, pero en el PSOE de Huelva manda quien manda y Cinta Castillo es la preferida del aparato y a la que quieren hacer consejera en el cupo que en el Gobierno Chaves corresponde a Huelva.
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