Me lanza el guante el director de EL MUNDO Huelva Noticias para que, como ya ocurriera en las pasadas elecciones municipales de mayo del 2007, acompañe las informaciones puntuales de cada día en sus páginas como unas valoraciones personales a modo de ‘Diario de Campaña’. Y encantado de hacerlo tanto por venir del medio que viene como de la persona de su director en Huelva, un profesional apasionado con su trabajo que le gusta enriquecer, diferenciar y personalizar sus contenidos aportando coletillas de opinión diversas y plurales.
Anoche, siguiendo la tradición, todos acudieron a su cita para formalizar en público que a las 00.00 horas del día uno de campaña (y ojo que quedan quince más) estaban en perfecto estado de revista electoral y en exposición manifiesta ante los medios de comunicación onubenses. Encantados estamos de tener a estos políticos que le gusta esta tradición de la llamada ‘pegada de carteles’, aunque luego cada uno lo ejecutara a su manera e imaginación. A mí me parece que esta, precisamente, no va a ser una campaña de muchos carteles, o mejor dicho: una campaña en la que los carteles, con cara o no de cada candidato, que algunos están más vistos que el tebeo en esta provincia, vayan a resultar decisivos.
Me da la impresión, chequeando la calle a diario y hablando con la gente, de que a las encuestas, esta vez, le va a costar mucho trabajo predecir con cierta certeza y fiabilidad lo que vaya a ocurrir en estas elecciones. Desde luego como anden tan poco finos como la mayoría de los dirigentes socialistas, desde Rodríguez Zapatero hasta Manuel Chaves pasando por el vicepresidente económico Solbes y hasta del mismo Javier Barrero en Huelva, a la hora de detectar lo que estaba pasando en la economía doméstica van listos. Es de que desde el verano se podía apreciar lo que se nos venía encima y hasta hace unos días no han empezado a admitir, de manera expresa y adoptando ya las primeras medidas de reactivación con licitaciones de obra pública a prisa y corriendo, que estamos ante una crisis de mucha envergadura. Y que en Huelva esta crisis pasara una factura, posiblemente, bastante grande. Si los representantes de la necesaria alternativa de gobierno, en este caso del PP, fueran capaces de medir sus propuestas con las del contrario y hacerlas llegar a la opinión pública de manera que se entienda, que no es tan difícil, pues podríamos asistir a una campaña de una gran carga argumental y programática, que es lo que a buen seguro esperan muchos ciudadanos para tomar una decisión final. Pero tienen que saber llegar a la gente y no quedarse con la foto de rigor para que “aparezcamos en los periódicos”. Importa lo que se diga, no sólo que se digan cosas y se aparezca. Hay mucho voto indeciso buscando quien le dé seguridad y confianza. Más del que incluso detecta las encuestas y que sitúan en, nada más y nada menos, que un 30%. En votos puros, cerca de 90.000. Además este votante sabe bien que sus problemas principales, los que le aquejan y aprietan, sólo tiene dos opciones como posibles a nivel del Estado, o confían en el PP o confían en el PSOE. Otra cosa bien distinta es en el marco de la autonomía andaluza, que como todos contemplaremos, y más en estas elecciones, quedará totalmente ensombrecida por los grandes temas nacionales. Tal vez ese sea uno de los mayores peligros para Izquierda Unida y el escaño que decide si Diego Valderas se retira o no del primer plano de la política regional.
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