Hace unas semanas me llamó la atención ver subido sobre una tarima improvisada al secretario general del PSOE, Javier Barrero, dirigiéndose a voz en grito a los trabajadores de Astilleros de Huelva tras una visita a la factoría naval onubense. Ayer, de nuevo, lo veo en las mismas instalaciones de Nilefós, la empresa que tiene presentado un cierre de su actividad, hablando con trabajadores y acompañando al mismo consejero de Empleo de la Junta, Antonio Fernández. Unos días antes, como a otros muchos candidatos, lo observé encabezar la manifestación convocada por la UGT a favor del sector industrial. Y ha culminado este sprint de identificación laboral anunciando la noche del comienzo de campaña que su partido compromete para Huelva en esta legislatura un plan industrial que garantice ese 12% del producto interior bruto que el sector deja en la provincia.
Bienvenido, por fin, señor Barrero al club de los que estábamos preocupado, y bien preocupados, ante las graves amenazas que acechan a este sector en Huelva. Le recuerdo que falta por conocer todavía, de la mano de sus compañeros gobernantes socialistas en la Dirección General de Costas, cuántos años piensan otorgar a Fertiberia para que pueda seguir vertiendo fosfoyesos en la Marisma de Mendaña, si es que le dejan cuando menos la mitad de lo que ha solicitado, para que todos podamos conocer, y en especial, los trabajadores de la industria el horizonte a unos años que le espera. Nilefós es la primera y ya deben existir muchos trabajadores de las empresas de las subcontratas padeciendo el drama del desempleo. Pero delante tenemos a Fertiberia y a Foret en cuanto el Gobierno de Rodríguez Zapatero, vía Dirección General de Costas, comunique lo que piensa hacer y honesto sería decirlo ya porque de esta forma, al menos, podríamos pedir más información y detalle de este Plan de Reindustrialización y comprometido por el PSOE para Huelva.
Aplaudo que se baje al tajo, y más cuando los momentos son difíciles, porque ya demuestra el nivel de sensibilidad ante el empleo y que lo que ello supone. Falta no quedarse ahí. Falta que el partido gobernante, el que ejerce la hegemonía política y la seguirá ejerciendo en esta provincia después del 9 de marzo, defina el modelo económico para esta provincia. El modelo real, no el idílico de una industria sostenible, agricultura ecológica, energía renovables, etc., que está muy bien para dar unos toques de modernismo, vanguardia e innovación pero que en euros contantes y sonantes aportan todavía bien poco a las grandes cifras económicas de esta provincia. Lo que los trabajadores de las tres empresas que se sienten amenazados, Nilefós, Fertiberia y Foret, quieren saber a estas alturas es cómo es y de qué se trata ese plan de reindustrialización ¿Cómo se captan las empresas, los inversores, para que se puedan generar cuando menos los empleos que vayan a destruirse en unos años? ¿Qué compromisos quedan asumidos para que estas actividades puedan ubicarse y dónde?
Como ya hemos escrito en estas páginas de EL MUNDO Huelva Noticias la realidad terminaría por colocar en esta campaña a los políticos ante la verdad del día a día en la calle, en las empresas, en las oficinas bancarias, en las notarías o en los bares. Me preocupa el nivel de sensibilidad de la opinión pública en general y me dejó sorprendido la excesiva pasividad ciudadana el pasado día 19-F en el transcurrir de la manifestación convocada por UGT y a la que acompañaba detrás un cortejo diferenciado de más de doscientas familias al borde del abismo del paro. Me dejó sensaciones extrañas. Cuidado ahora, en esta campaña, con no jugar con dramas reales porque gestos y palabras se apuntan ahora como una cuestión de sangre y honor en casa de cada trabajador afectado.
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