Llegamos con este ‘Diario de Campaña’ al acto final, al desenlace y al cierre con sus conclusiones. En el día de hoy, hasta las ocho de la tarde, los protagonistas son sólo, y en exclusiva, los ciudadanos llamados a las urnas en esta doble convocatoria electoral. A partir de ese momento, a medida que se vayan conociendo resultados y reparto de escaños, entraremos otros a analizar, interpretar y valorar los datos. Nos va a costar mucho trabajo, como ya ocurriera hace cuatro años, conocer a ciencia cierta el efecto que el nuevo asesinato terrorista, a menos de 24 horas de abrirse los colegios electorales en toda España, haya podido tener en la decisión individual de cada ciudadano. Ahora, una cosa ha quedado patente y ante todo el electorado, tanto en los debates cara de Rajo y Zapatero, como ya antes durante los cuatro años de legislatura, que existen dos formas distintas de abordar esta grave y endémica amenaza, como distintas son las propuestas de todos los partidos en la forma de afrontar la situación económica de España y, en el caso de Andalucía y de Huelva, resolver las carencias y necesidades que arrastramos después de los 26 años de gobierno de una única sigla política.
Sobre el mediodía y luego a las seis de la tarde conoceremos los primeros datos de participación, en comparación con la consulta del 2004. Les recuerdo que aunque la presencia a las urnas fue muy alta en esta convocatoria anterior, superiores fueron todavía las del año 93 y las del año 96. La única diferencia con aquellas fechas es que ahora esta mucho más acentuado el bipartidismo porque la coalición de Llamazares no tiene nada que ver con la que impulso con honestidad y personalidad propia Julio Alguita. Todo indica que este atentado provocará una alta participación y, a la vez, la consolidación de un sistema bipartidista, dos grandes partidos, en detrimento de los partidos nacionalistas y en especial de la coalición de IU. La sorpresa puede ser la formación que lidera la dirigente socialista, Rosa Díez, hasta hace unos días era europarlamentaria por el PSOE, ya que moviéndose en posiciones progresistas y de izquierda discrepa abiertamente de lo hecho por Rodríguez Zapatero. En Huelva ha logrado también presentar candidatura y en ella figuran, aparte de personas que nunca han militado en partidos políticos, antiguos dirigentes del PSOE de Huelva. Vamos poder medir, en el espacio onubense, hasta qué grado de descontento se haya podido dar entre los votantes tradicionales del PSOE con las decisiones de negociación con ETA de Rodríguez Zapatero, y si este votante apoya o no el nacimiento de una opción de izquierda diferenciada.
Como le hemos venido diciendo estos días, a nivel de Congreso de los Diputados en la provincia de Huelva existen pocas posibilidades de que se mueva el ya clásico reparto de escaños: tres para el PSOE y dos para el PP. En el Senado pasará tres cuarto de lo mismo, tres para el PSOE y uno para el PP, quien sea ese senador popular es lo que sabremos ya a altas horas de madrugada puesto que estas urnas son las últimas en escrutarse.
Será en el reparto de los parlamentarios andaluces donde tendremos que estar atento, y puede que hasta los minutos finales del recuento de los votos. Ya sabemos por experiencia que cuando la suministración de estos datos está en manos de los gobernantes socialistas, su proceder es ir dando entrada en los ordenadores a los resultados que llegan de los colegios electorales donde la estadística histórica le ha dado siempre vencedores. De modo que todos tranquilos hasta que el escrutinio no entre por lo menos hasta el 90% del censo electoral. Un escaño estará jugándose hasta el final entre el mismo PSOE, PP y la coalición de Izquierda Unida. Creo que más entre los dos primeros porque la alta participación eleva el número de votos necesarios para que Diego Valderas pueda salir pero, en fin, como ya Pedro Jiménez y su gente me sorprendieron en las municipales, pues, de principio, les tengo que incluir en la pugna. Un escaño más o menos en Huelva a favor del PSOE puede ser decisivo en el conjunto de Andalucía, salvo que Rodríguez Zapatero vuelva a sorprender, como con el atentado de hace cuatro años, y nos ponga por delante a esa España que cada día menos reconocemos. Y más después de las cosas que han pasado.
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