martes, 4 de marzo de 2008

Todo apunta a una alta participación

España es un país que tiene como centro familiar un televisor. No es nada extraño, por tanto, que al entrar en escena los debates televisados la campaña haya entrado en unos derroteros muy parecidos a los del año 93 y 96, en los que se disputaron dos pulsos intensos entre populares y socialistas, que terminaron decantándose tanto para uno como por otro en cada una de las contiendas. Y en las dos se dieron niveles altos de participación, como ahora apuntan todas las encuestas que ayer se hicieron públicas. Desde luego, dos únicas frases han terminado prevaleciendo en los mensajes del PSOE en esta campaña, y eso que se vendió a su inicio que estaba basada toda la publicidad electoral sobre 13 mensajes diferentes: Los socialistas en estos días sólo insisten en dos ideas básicas: ‘No somos lo mismo’ y ‘Vota con todas fuerzas’. Creo que queda al descubierto, al final, la estrategia central de este partido en el conjunto del Estado, tapando su rojo fuerte hasta las vallas verdes de un Manuel Chaves rodeado de personas de distintas edades.
En el PP el eje central de su campaña ha estado claro en todo momento, es una llamada a la cabeza antes que los ideales y hasta los sentimientos. Falta conocer las cifras del paro de febrero, que deberían haberse hecho públicas ayer mismo, para que podamos comprobar la solidez real de sus mensajes sobre la situación de la economía real. Hay mucha clase media en España, situada en la banda del centro izquierda y centro derecha y que cambia sus votos en las distintas elecciones, dependiendo de la fuerza de la ola global del país en ese momento, que puede ser receptiva a estos razonamientos.
No hay duda del tremendo efecto que terminarán teniendo los debates cara a cara celebrados en esta campaña. Si esto fuera la tónica habitual y la televisión entrara como un medio más sin tantas cortapisas por parte de las propias fuerzas políticas, la democracia española ganaría en dinamismo y sus propios líderes o candidatos en naturalidad y legitimidad porque pasar el corte de la ‘verdad’ ante las cámaras es de los filtros más efectivos dada la capacidad de la televisión para desnudar a cada personaje.
En Andalucía, después también de muchos años sin un cara a cara, Manuel Chaves y Javier Arenas volvieron a retroceder al año 94 este pasado lunes, salvo que los dos con muchos más años y más experiencia. Creo que fue un buen debate porque permitió bajar a demandas sociales concretas, entre ellas algunas de Huelva que estuvieron ante las cámaras por deseo del líder popular. Es algo de agradecer y evidencia que los políticos cuando se bajan del coche oficial, patean y hablan con la gente se terminan conociendo los problemas verdaderos del día a día. A Manuel Chaves se le notó mucho que lleva años metido entre las cuatro paredes de su despacho palaciego y hablaba demasiado de oídas, de los papeles que le habían hecho llegar desde cada consejería. Tuve la sensación de que ni el mismo se ha dado cuenta, después de estos últimos cuatro años, que se le han pasado sin hacer ninguna inauguración importante a cargo de la Junta de Andalucía en la provincia de Huelva. La labor de quien quiere ser alternativa, aunque terminen acusándote de pesado, es recordarlo todo los días y muchas veces, algo que en el PP cuesta trabajo porque sus representantes parlamentarios, una vez que salen elegidos, se relajan hasta unos límites insospechados.
Los debates, como han apuntando las encuestas que apuraron hasta el final, van a favorecer la participación y puede que la misma supere, incluso, a la del año 2004. En esa ocasión hubo mucho voto contra quien no se quería que gobernara, ahora lo que se decide, y muchas familias lo saben, es quien podrá gobernar mejor para sacar al país de la tormenta económica en la que ya hemos entrado. Me parece que este será un voto mucho más reflexivo, fruto de hasta un pequeño debate en el seno de cada familia y que por mucho que las encuestas den claro al mismo ganador habrá que esperar hasta el mismo domingo 9 de marzo para que podamos todos tenerlo tan claro como los que analizan este tipo de sondeos electorales. En Huelva, por ejemplo, aunque dan ganador por supuesto a los socialistas, vaticinan para los populares que superarán por primera vez los cien mil votos de apoyo en unas elecciones. Y eso ya no es muy normal.

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